A la buchaca

Van Nistelrooy sentenció ante el Zenit en un partido en el que el Madrid sufrió de lo lindo. Los blancos arrancaron de maravilla pero los rusos les arrinconaron en el área de Casillas en un último cuarto de hora de infarto.





"El capitano de nuestros corazones", rezaba una pancarta dedicada a Raúl desplegada por los aficionados españoles en el estadio Petrovsky de San Petersburgo. Y así jugó el Madrid ante el Zenit, con el gran capitán de suplente: hay que dosificar y nadie está a salvo de rotar. Con la mejor defensa de Europa, un centro del campo en pleno crecimiento y una delantera con dos jugadores de banda se plantaron los de Schuster para lidiar con el que se presumía Miura ruso, que al principio fue un lindo gatito y acabó siendo una alimaña.

Pero el Zenit, en la primera parte, no mereció ni una de las palabras altílocuas que se habían vertido sobre ellos. Un equipo desangelado, sin alma, con unos centrales sacados de un torneo escolar de las Chimbambas orientales y con todas sus figuras desaparecidas. La táctica suicida de Advocaat, marcaje al hombre a Van Nisltelrooy por parte de Puygrenier, fue un caramelo que los blancos aprovecharon como quisieron: Lucky Ruud se hartó de descolgarse a las bandas para que Higuaín y Robben aprovecharan los espacios. Y el paseo militar del Madrid en esos primeros instantes fue de época.

A los cuatro minutos, Hubocan metió el primer gol del partido. Pero se quedó con cara de plectognato, porque fue en propia meta. En tan corto espacio de tiempo el Madrid ya había botado dos córners y había forzado un paradón de Malafeev a remate de Higuaín. El partido parecía jugarse contra el BATE otra vez, y de repente, tras quince minutos apabullantes, los blancos de negro levantaron el pie del acelerador. Arshavin apareció en un par de ocasiones y en una de ellas, centró al área, Pogrebnyak se sacó a Cannavaro de encima en el primer palo y Danny, un brasileño, le robó la cartera a un argentino, Heinze.

Al Madrid no le tembló la contera ni un minuto, se desamotinaron en cuanto vieron que los rusos podían dar algún susto si se apartaban de la senda del sudor. Los esfuerzos colectivos se reduplicaron y Van der Vaart ya pudo poner por delante al Madrid apenas un minuto después del empate, aunque tuvo que ser Van Nistelrooy, cualquier cosa menos irresoluto, el que volviera a adelantar a los suyos aprovechando otro regalo de la zaga del Zenit. Así se llegó al descanso, con los jardineros repartiendo collalbazos a un césped en el que todos resbalaban.

ACOSO SIN VAN DER VAART

La segunda parte amaneció sin novedad en el frente, Raúl aún en el banquillo y con el público consciente de que milagrear no iba a ser fácil. Van den Vaart, mientras estuvo en el campo soberbio, se erigió como comandante en jefe de las ofensivas madridistas secundado por un enorme Higuaín y por un incisivo Robben, mientras que atrás la zaga se las tenía tiesas con las marrullerías rusas. Javi García entró por el germano-gaditano al cuarto de hora de la reanudación para ponerse de entrepaño junto con Diarra, pero el Madrid agarró una pájara tremenda durante cinco minutos que tuvo que salvar Casillas con tres paradas providenciales.

Aún y así, y pese a los cambios desesperados de Advocaat, más chulo que un ocho, el partido estaba más para el tercero madridista, avisos de Robben, por dos veces, de Higuaín y de Pepe que pusieron los vodkas de punta en el estómago de los rusos. La cara de malas pulgas en cambio no llegó a Schuster hasta el minuto 77 cuando Arshavin, pasadito de kilos pero con destellos de genialidad, estrelló un disparo cruzado contra el poste izquierdo de Iker que además coincidió con el toque a generala de los rusos. A la mejor zaga de Europa le tocó hacer horas extraordinarias a toda pastilla.

Fueron momentos de tremendo agobio, el Chori Domínguez volcado a la derecha hizo estragos porque el Madrid no encontraba las vías para mantener la posesión y calmar el frenético ritmo que impusieron los de Advocaat al partido. La tibia derecha e incorrupta de Pepe evitó que Danny fusilara a Casillas tras un recorte de Arshavin en el que hasta los espectadores se fracturaron la cadera.

Fue un final de infarto, con los blancos despejando balones como posesos ante un rival con sangre en el ojo. Pero los tres puntos volvieron a caer en el saco del Real Madrid, seis en dos jornadas y el camino hacia los octavos de final mucho más despejado. La mitad de la tarea está hecha.



LA FICHA DEL PARTIDO


1 - Zenit: Malafeev; Anyukov, Puygrenier, Hubocan (Domínguez 73"), Sirl; Denisov, Tymoschuk, Zyrianov; Danny, Pogrebnyak (Fatih Tekke 73") y Arshavin.

2 - Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; De la Red, Diarra, Van der Vaart (Javi García 62"); Higuaín (Saviola 88"), Van Nistelrooy y Robben (Drenthe 82").


Goles


0-1 (4"): Tras un córner, el balón le llega a Van der Vaart por la banda derecha y su centro lo remata Hubocan contra su propia portería.

1-1 (25"): Centro de Arshavin desde la izquierda, Pogrebnyak empuja a Cannavaro y Danny, adelantándose al intento de despeje de Heinze, bate a Casillas.

1-2 (31"): Van Nistelrooy aprovecha un rechace a tiro de Van der Vaart para superar a Malafeev.

Árbitro: Massimo Busacca, de Suiza. Amonestó a Arshavin (26"), Tymoshchuk (33"), Hubacan (46") y Van Nistelrooy (47"),

Incidencias: Estadio Petrovsky de San Petersburgo, lleno hasta la bandera, 21.500 espectadores, algo más de un millar aficionados españoles y 230 de ellos llegados desde Madrid.