El inicio de la leyenda de Cristiano Ronaldo (I)

DC repasa la infancia y adolescencia de Cristiano hasta su fichaje por el Sporting de Lisboa


Cristiano Ronaldo al lado de su padre en sus primeros tiempos con el Andorinha




Con 17 años y el dorsal '28' a la espalda, la leyenda de Cristiano Ronaldo comienza el 14 de agosto de 2002, el día de su debut con el Sporting de Lisboa. Ese día tiene un trabajo enorme detrás, un esfuerzo a lo largo de toda la infancia y adolescencia del astro portugués. El hoy futbolista del Real Madrid, tres veces Balón de Oro y tres veces Bota de Oro, se estrenaba en la previa de la Champions de la temporada 2002-2003 con su primer club profesional dejando muy buenas sensaciones. El técnico rumano László Bölöni fue el hombre que decidió darle esa primera oportunidad, en lo que sería el inicio de una fulgurante carrera en la que la ambición y el esfuerzo fueron siempre las bases en la que Cristiano sustentó su éxito.

Cristiano Ronaldo en su etapa con el Nacional de Madeira

Y es que no fue fácil para Cristiano llegar al Sporting de Lisboa, el club con el que se disparó su trayectoria deportiva. El jugador luso nació y creció en una familia humilde, siendo el pequeño de cuatro hermanos (junto a Elma, Hugo y Katia) y un niño no deseado. Su madre, Dolores Aveiro, llegó a plantearse un aborto, tal y como confesó en su biografía. Su padre, José Dinis Aveiro, era jardinero municipal y limpiaba los vestuarios del Andorinha, modesto club de fútbol de la isla, mientras que Dolores trabajaba de cocinera en un restaurante. Ambos siempre trabajaron duro para sacar adelante a sus hijos, y terminaron decidiendo que la lucha merecía la pena.

Nadie imaginaba que en el vestuario del Andorinha daría sus primeros pasos una leyenda del fútbol. José Dinis Aveiro no pensaba que aquel niño llorón y de mal perder al que le puso nombre de presidente de los Estados Unidos (le pusieron Ronaldo por Ronald Reagan) terminaría siendo el mejor futbolista del planeta. Y es que ya en aquel entonces Cristiano se enfadaba mucho cuando perdía, cuando no le pasaban el balón o cuando cometía errores, hasta el punto de que le llamaban "llorón. El otro apodo al que respondía el portugués era el de Abelhinha porque no paraba quieto en el campo, revoloteando como una abeja de un lado para otro buscando el balón.

En 1993, con 8 años, Cristiano empezaba a dar patadas al balón de forma 'oficial'. Durante sus primeros años de vida, era habitual que se 'escaqueara' de sus obligaciones para irse a jugar con los niños de su barrio. "Cristiano nunca se separaba de la pelota, dormía con ella", recuerda su madre. "Cuando llegaba a casa siempre me decía que no tenía que hacer deberes. Yo me ponía a hacer la cena y él cogía algo de fruta, saltaba por la ventana y se iba a jugar al fútbol hasta las nueve o nueve y media", cuenta. Así hasta que su padre movió sus contactos dentro del Andorinha para que le aceptaran en las categorías inferiores del club, donde también jugaba su primo Nuno, el mejor amigo de la infancia del hoy jugador del Real Madrid.


 

Primera licencia de Cristiano Ronaldo como futbolista, de la Assoçiacão de Futebol de Funchal

Rui Santos, presidente del Andorinha, recuerda aquel tiempo en el que Cristiano jugaba en las filas del modesto equipo de barrio, con el que obtendría su primera licencia deportiva de la Assoçiacão de Futebol de Funchal con el número 17.182 en la temporada 1994-95. El máximo dirigente del club de Madeira cuenta cómo el luso se enfadaba cuando las cosas no salían como él quería e incluso se negaba a jugar cuando pensaba que iba a perder: "No le gustaba nada perder. Quería ganar siempre y lloraba cuando perdía". En aquel entonces, su padre le enseñó una valiosa lección: "Sólo los débiles se dan por vencidos", le decía para convencerle de que saliera a jugar.

Pronto destacó llamando la atención de los clubes más importantes de la isla, el Marítimo y el Nacional. Con tan sólo 10 años, en el año 1995, ambos equipos se rifaban su fichaje y el Marítimo llegó a ofrecer casi 270 euros por su contratación, una cantidad importante en aquella época para tratarse de un niño. No obstante, Cristiano decidió que su destino debía ser el Nacional, el club más importante de Madeira. Firmó un contrato por dos años a cambio de camisetas y botas para jugar al fútbol, con la ambición de seguir creciendo, de que el fútbol no fuera un mero pasatiempo y pudiera convertirse en su profesión.

Cristiano pasó así el final de su infancia batiendo récords en las filas del Nacional, donde se convirtió en uno de los jugadores más prometedores del fútbol portugués. A los 11 años, una prueba de tres días en Lisboa con el Sporting de Portugal le serviría para fichar por el club lisboeta, en el que sería el primer gran salto de calidad en su carrera. El luso tuvo que trasladarse a la capital portuguesa, donde terminó de formarse como en las categorías juveniles en las que se formó también el otro gran talento del fútbol portugués en los últimos años, Luis Figo. De hecho, aun hoy Cristiano tiene un hueco importante en el museo del Sporting, a pesar de que tardó muy poco en dar el salto al Manchester United...

El próximo jueves continuaremos con el repaso a la vida de Cristiano Ronaldo y sus aventuras anteriores a su fichaje por el Real Madrid.

Cristiano Ronaldo con László Bölöni, el entrenador que le hizo debutar en la élite