Hasta este domingo, el Real Madrid jamás había tenido que remontar un partido oficial esta temporada. Los de Benítez nunca han ido perdiendo y en esa cualidad estaba basada gran parte de la imbatibilidad merengue hasta la fecha. El conjunto madridista no había tenido que remontar, y había podido jugar con una menor presión. Es por eso que los blancos buscaban en el Pizjuán repetir esta circunstancia y no ir perdiendo en ningún momento.
El Real Madrid se presentaba en Sevilla habiendo encajado tan solo 4 goles. El primero de ellos fue en San Mamés, y sirvió al Athletic para empatar momentáneamente un encuentro que finalmente ganarían los blancos. El segundo fue en el Vicente Calderón, y supuso el empate en el derbi, que finalizaría con 1-1. Posteriormente, el Celta logró marcar para reducir diferencias en Balaídos cuando el Madrid ya iba 0-2 y finalmente Las Palmas redujo diferencias también el pasado fin de semana, haciendo el 2-1 en el Bernabéu, siendo éste el primer gol encajado por los merengues en casa.
Estos números hacían pensar que, en caso de que el Real Madrid lograra adelantarse en el Pizjuán y no tuviera que remontar, tendría mucho ganado. El madridismo históricamente ha estado acostumbrado a las remontadas, pero en esta ocasión no pudo dar la vuelta al marcador, en la primera vez que lo tuvo que intentar.
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