Para todo aficionado y trencilla con sentido común una entrada con los tacos por delante a la tibia o rodilla del rival merece una tarjeta roja automática. Hasta ahí, bien. Pero este criterio no fue el empleado por Undiano hasta en dos ocasiones cuando un jugador del Real Madrid recibió una agresión similar por parte de culés o colchoneros. El ejemplo más antiguo data de la final de Copa del Rey de 2011, cuando Busquets entró en plancha a la pierna de Xabi Alonso, llegando a impactar con el vasco. La acción tuvo lugar en la primera parte, pero Undiano fue incapaz de mostrarle ni siquiera la cartulina amarilla.
Años más tarde, el pasado mes de octubre, Undiano volvió a cerrar los ojos en una acción similar. Esta vez fue en el derbi del Vicente Calderón. Ángel Gorrea puso por delante la planta de su bota ante una entrada de Casemiro y acabó haciendo mucho daño al brasileño. El centrocampista se quedó dolorido en el suelo, aunque el colegiado volvió a repetir su criterio de la final de Copa y no mostró ninguna cartulina al argentino. Además, la jugada también tuvo lugar en la primera parte, por lo que no es muy complicado imaginar lo que hubiera pasado en el derbi (1-1) si el Atlético se hubiera quedado con 10 con cerca de 50 minutos por disputar.
Así que ahora todo el mundo da palmaditas a este árbitro por haber acertado en el partido del Camp Nou, pero casi nadie va a mencionar que su criterio fue muy distinto cuando el Real Madrid era el perjudicado. En los dos ejemplos que hemos puesto las acciones no dejaron lugar a dudas y fueron tan o más graves que la sufrida por Messi el sábado. Sin embargo, no fueron castigadas con una mísera tarjeta amarilla. Así es Undiano, un colegiado cuyo criterio parece depender más del color de las camisetas que de la dureza de las entradas.
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