De la mano de Mourinho, Modric dio sus primeros pasos en el Madrid. Su adaptación no fue sencilla, pero el 5 de marzo de 2013, su vida en el Bernabéu dio un giro de 180º. Aquel golazo en Old Trafford que encarrilaría el pase del Madrid a los cuartos de la Champions le daría una confianza brutal, una motivación extra para convertirse en una pieza fundamental tanto para Mourinho como para el resto de entrenadores que ha tenido en los tres últimos años.
El croata ya ha ganado una Copa del Rey, una Supercopa de España, una Liga de Campeones, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes y en todos y cada uno de los títulos su presencia ha sido clave. En Liga, solamente la lesión de la pasada temporada le impidió llevar al Real Madrid a lo más alto.
En su primera temporada, el croata jugó 33 encuentros de Liga, 34 en la segunda, 16 en la tercera y en esta ya suma 25. Modric es especial. Maneja los tiempos, salta líneas con la pelota ‘pegada’ al pie, tiene inteligencia y un enorme sacrificio defensivo. Es el alma máter del Madrid en medular. No hay otro como él.
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