De hecho, desde que se instauró la norma del valor doble de los goles en campo contrario un 65% de los equipos que jugaron el partido de vuelta en su campo tras un 0-0 en el encuentro de ida habían pasado la eliminatoria, es decir, dos de cada tres equipos que habían cosechado un resultado como el que el Real Madrid traía al Bernabéu tras el empate en el Etihad habían logrado pasar de ronda. Un buen augurio desde luego.
Y es que los madridistas hicieron buenos esos números que hablaban de favoritismo antes de empezar el partido. Por si ese 65% podía parecer poco, lo cierto es que la misma situación pero con equipos españoles de por medio, hacía ascender las posibilidades de clasificación del equipo de Zidane hasta el 76%, o lo que es lo mismo, tres de cada cuatro clubes españoles habían ganado sus eliminatorias tras un 0-0 lejos de casa.
La clasificación del Real Madrid para la final de Milán no hizo más que confirmar las estadísticas y datos positivos que se habían dado en la previa del partido. Los números no ganan partidos ni eliminatorias, pero cumplir con ellos cuando el resultado es positivo deja una clara sensación del deber cumplido.
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