El colombiano necesita ese tanto que le devuelva la confianza. El problema de James no es futbolístico, va más allá. Le ha faltado mentalidad y la etapa de Benítez le ha hundido en lo anímico. Además, una lesión a principio de campaña le hizo ir por detrás del grupo, a remolque, y nunca ha conseguido ponerse a tono como el pasado curso por la falta de continuidad en las alineaciones.
Pero a James no se le ha olvidado jugar al fútbol. Tiene clase para dar y tomar, es incisivo y su capacidad para ver portería es tremenda. La pasada Liga la cerró con 13 goles y en esta apenas ha conseguido sumar siete. Hoy, en Riazor, ya está soñando con ese gol decisivo que le dé la victoria al Madrid y la Liga si es que el Barça pincha en Granada.
Y dentro de dos semanas llegará el gran partido, la gran cita para el Madrid y para James. Será su primera final de Champions. Tendrá la oportunidad de demostrar ante millones de personas que no quiere abandonar el Madrid. Por si acaso, el club le ha declarado intransferible por el momento. Pero James quiere quitarse ya la ‘espina’ de una irregular temporada.
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