El ‘10’ entró en el minuto 70 de partido en sustitución de Luka Modric. El Madrid buscaba el segundo gol, el tanto de la victoria y el ‘cafetero’ fue decisivo. Le echó casta, se rehízo de un fallo y robó una pelota fundamental que terminaría en la red gracias al gran disparo de Toni Kroos desde la frontal del área.
James no estuvo inactivo, sino más bien todo lo contrario. Se movió por toda la zona de la mediapunta, bajó a iniciar el juego y puso varios balones desde la banda izquierda con evidente peligro. Zidane le aplaudía, le animaba a seguir y el ex del Mónaco se creció con el paso de los minutos.
Un futbolista de su calidad necesitaba una noche así para recuperar sensaciones. El Bernabéu le ha pitado por una razón muy evidente: el público sabe de lo que es capaz, de su tremenda calidad, pero a James le faltaba justamente lo que ayer le sobró: sacrificio y ganas de ayudar al Madrid. Ayer, demostró que quiere seguir de blanco y Zidane lo confirmó en rueda de prensa: “James se queda”.
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