El jugador galés fue el autor del primer gol de la noche. Encaró a su defensa, desbordó y cruzó el balón en un disparo cada vez más característico en Gareth Bale. Era un gol importante para el crack blanco. Llevaba 22 meses sin ver puerta en la Liga de Campeones, exactamente desde el 9 de diciembre en el partido que el Real Madrid jugó en casa ante el Ludogorets.
No había vuelto a marcar un gol en el torneo europeo. Ni en aquella edición, la 2014-2015 ni en la pasada, en la que el Real Madrid ganó la Duodécima. Es cierto que en el partido de vuelta de semifinales contra el Manchester City fue el máximo responsable del gol que dio la clasificación a los de Chamartín, pero la UEFA se lo adjudicó a Fernandinho tras rechazar el balón en jugador del conjunto inglés.
Con su diana de ayer, Gareth Bale se quita de alguna manera esa espinita que tenía con la Liga de Campeones. A pesar de haber sido un jugador clave el pasado curso en la conquista de la 'Orejona', como jugador ofensivo que es le gusta ver puerta y sumar goles a su cuenta particular. Contra el Legia encontró la recompensa.
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