La increíble reacción de James tras chupar banquillo

El colombiano respondió a su manera a su ausencia en el Clásico


James en un entrenamiento con el Real Madrid

James en un entrenamiento con el Real Madrid




El colombiano calentó durante media hora en el banda del Camp Nou. Pero poco a poco fue viendo cómo desfilaban tres de sus compañeros para entrar en el campo: primero Casemiro, poco después Asensio y finalmente Mariano. Así que a él no le quedó más remedio que volver resignado al banquillo para ver desde allí los minutos finales. En él contempló con satisfacción cómo Sergio Ramos igualaba la contienda, por lo que no fue ajeno a las celebraciones sobre el terreno de juego.

Sin embargo, su gesto era de tristeza y desilusión. No hay más que ver su cara en la foto que se hizo la plantilla en el vestuario para darse cuenta de que su sensación era agridulce. En su caso la profesión iba por dentro y el vuelo de vuelta a Madrid no fue fácil para él. De hecho, según indica el diario 'Marca', el colombiano tomó una importante decisión en este trayecto que ejecutaría nada más poner el pie en tierra.

Mientras sus compañeros recogían sus cosas en Valdebebas y regresaban a sus casas, James se puso el chándal y bajó al gimnasio de la Ciudad Deportiva. Eran poco después de las 22:30 horas y el colombiano entrenó y trabajó en solitario, en silencio absoluto. Y no lo hizo por demostrarle nada a Zidane, nada de eso. Él más bien quería demostrarse a sí mismo que algo va a empezar a cambiar a partir de este Clásico. Fue una declaración de principios y la primera piedra en lo que debe ser el nuevo James Rodríguez

James no está pasando por un buen momento en el Madrid. En Barcelona, Zidane escogió a Asensio y Mariano por delante del mediapunta colombiano, que no pudo disfrutar sobre el campo del subidón final de adrenalina que supuso el gol de Ramos en el minuto 90.

En el viaje de regreso de la expedición del Madrid, en los corrillos entre jugadoresse hablaba del nuevo milagro de Sergio, de la actuación de Clos Gómez (los jugadores blancos se hacían cruces del arbitraje del aragonés), de las opciones que ese empate abre para el equipo en la lucha por la Liga y de los planes para esa noche. Todos los jugadores tenían citas para cenar con sus parejas, sus familias o sus amigos, para relajarse junto a sus seres queridos tras el intenso duelo del Camp Nou.

 

Todos... menos uno. A la hora de la llegada del equipo a Valdebebas para recoger los coches de los jugadores, a las 22.30 horas de la noche, James pedía ropa de entrenamiento y se quedaba solo ejercitándose en una sesión individual sin luces ni taquígrafos, sin focos ni testigos. Era su forma de rebelarse ante la situación. Un jugador de 75 millones de euros entrenándose en la soledad de la noche en Valdebebas, resistiéndose a aceptar un destino que muchos dan por sellado.

No así James. Su gesto de rebeldía, esa sesión solitaria en la gélida y lluviosa noche madrileña, desvela el perfil más competitivo de un jugador que no está dispuesto a rendirse sin pelear. Ese entrenamiento habla de un jugador de carácter que ha asumido que solo con trabajo podrá revertir una situación en la que lo fácil es arrojar la toalla. James optó el sábado por todo lo contrario.