En un partido como el Clásico, cuando con diez eres capaz de empatar a falta de 5 minutos para el final y sientes el aliento de más de 80.000 personas en tu casa y llevas el escudo del Real Madrid, instintivamente el equipo busca el más difícil todavía y remontar el partido. Esa pasión visceral hace que hable el corazón y no la razón, un factor que en estos partidos es fundamental.
El 2-3 final en el último segundo dejó muy tocado a Zidane y a los jugadores, que tras el partido no podían ocultar la rabia y la amargura de haber perdido un punto. Con el pitido final, todas las preguntas iban dirigidas a esos minutos finales, ¿qué pasó?...¿por qué ocurrió?. Zidane dio su valoración de lo ocurrido alegando que: "Teníamos que haber tenido más cabeza y estar más juntos para defender en los últimos minutos. Estamos decepcionados con el resultado, pensábamos que podíamos meter el tercer gol, estuvimos un poco fuera de sitio en el saque de banda y pasó lo que pasó. No hemos controlado bien los momentos que podíamos hacer daño al rival".
Para Zidane lo más importante siempre son sus jugadores, siempre lo reconoce, y no les reprochó absolutamente nada, ni siquiera el no haber jugador con cabeza esos últimos minutos: "No voy a reprochar eso a los jugadores. Estamos decepcionados porque no merecimos perder". Demostró estar por encima de los lloros culés y no quiso hablar del árbitro y su polémico partido: "No quiero saber nada de eso". De nuevo volvió a hacer hincapié en la falta de acierto de cara a gol: "Es ahí donde estamos decepcionados, son muchos partidos donde tenemos ocasiones y no hacemos goles". Pese a todo, Zidane pide calma, porque a pesar de esta derrota: "Dependemos de nosotros en la Liga".
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