Después del fiasco del segundo partido en el Palacio de los Deportes, la consigna del Real Madrid estaba muy clara: “defender con el cuchillo entre los dientes y mover la pelota en ataque”. El Real Madrid lo aplicó desde el primer minuto, cerrando el rebote, obligando a los turcos a realizar tiros forzados y encontrando tiros abiertos y situaciones de contraataque. Randolph y Doncic, con 8 puntos cada uno, dispararon al Madrid 17-26 al final del primer cuarto.
Zizic era la única buena noticia de un Darussafaka atascado desde la línea de tres puntos. Por el contrario, el Real Madrid era una ametralladora por fuera. Jaycee Carroll, con tres triples de tres intentos, Doncic con dos anotados y Llull con uno más estratosférico, permitieron que los merengues se movieran siempre en cómodas ventajas en la primera parte. Draper colaboró en el segundo cuarto con una impecable defensa a Wanamaker. Al descanso, los madridistas dominaban con comodidad (33-46).
Hay una máxima en el baloncesto cuando juegas contra un equipo de David Blatt: “nunca te fíes de ellos”. Y así fue. El Real Madrid llegó a marcharse 37-55, 18 de arriba, el partido parecía sentenciado, gracias a un espléndido Doncic y a un brutal Ayón, pero poco a poco, con un Wildekin matador por fuera, dirigidos por Wanamaker, los turcos se fueron acercando hasta poner un preocupante 74-77.
El Madrid tuvo que sacar lo mejor de sí mismo para amarrar un triunfo que parecía claro solamente unos minutos antes. Carroll desde la línea de tres puntos, y sobre todo, don Sergio Llull con 4 puntos seguidos ‘agarraron’ el triunfo que le da el Madrid el factor cancha de nuevo y la posibilidad de sentenciar el pase a la Final Four el próximo viernes también en cancha turca.
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