Este nuevo percance frena en seco la progresión del galés que se sentía fuerte y con ganas de ayudar al equipo en el último mes de competición en 2017. El Madrid no anda fino de cara a gol y Bale estaba dispuesto a dar un paso adelante, a meter goles y a ser un futbolista decisivo tal y como fue en algunos partidos del mes de septiembre. En la retina del madridismo permanece su exhibición en Dortmund. Por el momento, habrá que esperar otro mes más al menos.
Bale está hundido moralmente. No entiende por qué las lesiones se han cebado con él. El plan de entrenamiento sigue siendo el mismo y las rutinas diarias no han variado. Desde que el 22 de noviembre de 2016 sufriera la grave lesión en Lisboa-va a hacer un año en 11 días-, el galés se ha perdido 73 partidos y ha perdido la titularidad a favor de Isco Alarcón.
Pese a todo, Bale ya ha demostrado en determinadas ocasiones que es capaz de levantarse de situaciones todavía peores. Las lesiones no podrán con él, sabe que sí físicamente está a tope volverá a ser un jugador clave para el Real Madrid. Zidane confía en él pero las desgracias físicas tienen que desaparecer de una buena vez ¿Cambiará la suerte del galés con la entrada de 2018?
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