Los ingleses demostraron, gracias a un partido casi calcado al que le hicieron al Manchester City, que gracias a su velocidad son un equipo muy complicado de parar.
La Roma, que había hecho pedazos al Barcelona en los cuartos de final, fue un juguete en las manos de los ‘reds’. Fue precisamente un ex de la Roma, Salah, el que dio un recital extraordinario de velocidad, goles y asistencia. El egipcio mostró sus mejores virtudes con un doblete que ponía a los suyos con un pie en la gran final.
Los italianos no eran capaces de contener la velocidad de los ingleses. Los de Anfield atacaban en avalanchas, unas estampidas mortales. Así llegó el tercer gol de la noche, obra de otro de sus velocistas, Mané.
La noche de Salah no se iba a detener ahí. Con 3-0 en el marcador, el delantero egipcio no tuvo piedad de su ex equipo. Su fue como un rayo a por Juan Jesús, le dejó sentado con un cambio de ritmo, y asistió para que Firmino pusiera el cuarto de la noche. El recital y el repaso eran de escándalo. El delantero brasileño, por cierto, marcaría de cabeza el 5-0 en un remate de cabeza tras un córner.
La Roma, sin embargo, cuando más negro lo tenía, sacó fuerzas de flaqueza y logró anotar dos goles que le 'adecentaron' el marcador hasta el 5-2 definitivo. Un resultado histórico que, sin embargo, terminó dejando un sabor agridulce en los locales y de esperanza para los visitantes. En una semana, el desenlace.
DEJA TU COMENTARIO