Nada ni nadie podía presagiar lo que ocurrió en la segunda mitad del duelo. El Madrid había sido muy superior en la primera, donde abrió la lata y pudo aumentar la ventaja, como también pudo hacerlo en el primer tramo de los segundos 45 minutos. Pero el equipo se fue desplomando y el Girona lo aprovechó para darle la vuelta al partido. La irrupción de Vinicius y Bale no fue suficiente para reaccionar. Ya era tarde. (Confirmado: Ramos jugará 'amenazado' la vuelta copera)
El brasileño, por Lucas Vázquez, y el galés, por Asensio, entraron en el 58’ y el 66’ respectivamente. Es decir, en seis minutos, con una pequeña diferencia -el primero lo hizo con 1-0 y el segundo, con 1-1-, pero con un solo objetivo: la victoria del Madrid. No lo consiguió, pero Vinicius convenció al técnico. Llevó el peso del equipo, pedía el balón, no le quedaba, pero le faltó precisión y determinación en los últimos metros. Las prisas fueron malas consejeras para él.
En cambio, el escenario de Bale fue totalmente distinto. Fue una sombra. Tocó el balón poco y cada vez que lo hizo la perdió. Fue una sombra y su respuesta, nula El Bernabéu acabó desesperado y diciendo basta. Fue pitado en varias ocasiones. La nota positiva fue Vinicius y la negativa, Bale y Santiago Solari se acabó dando cuenta.
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