Alves elige el Real Madrid

El jugador prefiere vestir de blanco y en el Bernabéu







El nombre de Daniel Alves vuelve a saltar a las portadas de la prensa. El Sevilla sabe que el jugador va a volar del Sánchez Pizjuán tarde o temprano como lo hicieron Reyes, Ramos o Baptista -curiosamente todos recalaron en el Madrid-.

José María Del Nido impidió el traspaso el pasado verano cuando el jugador lo tenía hecho con el Chelsea. Del Nido negoció bien pero Abraimovich detuvo una operación que se le ponía en más de 30 millones de euros.

El brasileño no ha destacado tanto éste año en el Sevilla. Pero quizá su rendimiento ha ido acorde con el del equipo. Muy tocado por los acontecimientos que le han sucedido desde finales de agosto. El Alves que todos conocían ha brillado menos pero ha vuelto a ser el revulsivo del Sevilla en muchos partidos.

Ahora es el Madrid y el Barça quienes van a atarle. El equipo blanco lo hace por petición expresa de Schuster. El alemán no se muerde la lengua al decir que, "Alves está en todas partes, el Madrid necesita algo así". El asunto económico es el escollo más importante que van a tener que saltar Calderón y la directiva. El precio del brasileño anda por los 60 millones de euros aunque el Real Madrid quiere cerrarlo en 30 millones y traspasar a Baptista, De la Red o Saviola. Tres jugadores muy deseados por el Sevilla.



Barcelona


El club catalán sigue poniendo los fotos en cualquier cosa menos en su crisis deportiva y en las reuniones del entorno de Ronaldinho en Milán. Desde Barcelona se apunta a que Alves tiene su futuro cerrado de azulgrana.

El Barcelona se ha saltado todas las normas que dicta la FIFA y ha llegado a un acuerdo con el representante del jugador. Ahora sólo falta que Del Nido dé el visto bueno a la operación. Todos saben cómo se las gasta el presidente y también saben que no se va a bajar del burro de los 30 millones, incluso de los 42 que le pidió al Madrid el pasado verano.

Alves tiene las horas contadas en el Sevilla y su opción es el Madrid. El Barça sigue más pendiente de quitar jugadores al líder que de mirarse el obligo y sacar la escoba dentro del vestuario.