La que mayor interés está recibiendo por parte de la familia blanca es, sin ninguna duda, la posible vuelta de Florentino Pérez. El otrora mandatario blanco desea regresar al mando de operaciones de Chamartín y parece claro que prepara en silencio un proyecto a la altura de lo que demanda la institución. Más allá de fichajes millonarios y contratos financieros de gran valor (seña de identidad de su anterior etapa), Florentino quiere dar un golpe de mando con aquellos que le acompañen a la cima. Es, a día de hoy, el principal favorito.
Tras él, surgen una infinidad de opciones que tienen mayor o menor acogida y que, en muchos casos, aún están cogidas de alfileres y a expensas de los acontecimientos que se muevan en torno a las elecciones en los próximos días. La más clara de todas ellas es la que comanda Eugenio Martínez Bravo, un abogado madrileño que lleva trabajando en la sombra durante años esperando esta oportunidad. Busca una alternativa, un aire fresco que limpie las últimas polémicas y que devuelve la transparencia a la entidad.
Otro que seguramente intente ‘colarse’ en la presidencia blanca será el ex mandatario del Valencia y de Telefónica, Juan Villalonga. Su candidatura, sin embargo, puede unirse a la de Florentino según las últimas noticias. También a expensas de confirmaciones están la figuras de Villar Mir y Juan Palacios, dos de los últimos candidatos en las pasadas elecciones que ganó el extinto Ramón Calderón.
Por último, se especula con otras opciones que podrían englobar a varias caras sobradamente conocidas dentro del madridismo. El ex central y capitán blanco Manolo Sanchís, Juan Onieva (ex vicepresidente en la etapa de Lorenzo Sanz) que iría de la mano de Alejandro Agag y Flavio Briatore, el piloto de rallys Carlos Sainz o el ex directivo del citado Sainz, Ignacio Silva. Este último, ex tesorero-directivo económico contrario a Onieva y que, en su día, fue quien llevó a Pedja Mijatovic al Santiago Bernabeu.
En definitiva, toda una red de empresarios y ex directivos que pretenden el asalto al sillón presidencial. La cuenta atrás ha comenzado y el nadie puede permitirse errores.
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