El Madrid gana y Raúl iguala a Di Stéfano

El capitán abrió el marcador y logró su gol 307. Robben también marcó y fue de nuevo el más brillante. La primera parte fue lamentable, pero los blancos mejoraron su imagen en la segunda





Numancia: Juan Pablo; Juanra, Sergio Ortega, Boris, Cisma; Del PIno (Quero, 63') , Nagore, Dimas (Mario, 80'), Barkero; Brit (Aranda, 54') y Goría.

Real Madrid: Casillas: Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; Robben (Van der Vaart, 65'), Lass, Gago, Snjeider; Higuaín (Huntelaar, 76') y Raúl (Javi García, 83').

Goles: 0-1 Raúl (48'). 0-2 Robben (56').

Árbitro: Delgado Ferreiro (Comité Vizcaíno). Expulsó por doble amarilla a Gago (79'). Amonestó a Sergio Ramos (7'), Nagore (58'), Lass (74') y Goiría (78').


Incidencias: Los Pajaritos, lleno (9.200 espectadores).

Muchos aficionados madridistas se han sentido un tanto desilusionados con el fichaje de Julian Faubert, pues consideran que el francés no tiene la categoría suficiente para jugar en un equipo tan laureado como el Real Madrid. Pero viendo a los de Juande en Soria y viendo lo que han venido haciendo en las últimas semanas, hay que decir a esos aficionados que están equivocados, porque Faubert no va a desentonar aquí, seguro. En realidad, ningún jugador, por muy gris que sea, desentonaría aquí. Lo de correr y lo de pelear sin desmayo está bien. Es más, correr y pelear es el primer mandamiento del fútbol. Pero conviene pasar de ahí y cumplir algún que otro mandamiento, porque es un hecho irrefutable que desde que llegó Juande al Bernabéu al Madrid se le ha evaporado el poco fútbol que tenía.

Si hubiera bajado de repente a Los Pajaritos un astronauta de ésos que se tiran varios meses en una estación espacial, habría tenido serios problemas para discernir qué equipo es el que está segundo en la Liga y qué equipo está cuarto por la cola, pues la diferencia entre el juego de este Numancia y el de este Real Madrid es tan fina como un hilo. En la primera mitad, el poco fútbol lo pusieron los locales y también las ocasiones más peligrosas, como un cabezazo de Del Pino repelido por el poste derecho (minuto 27) y como un zurdazo de Brit que se estrelló en el lateral de la red (31). El bagaje ofensivo blanco en esa primera mitad se redujo a un cabezazo de Heinze, a la salida de un córner, que Del Pino despejó bajo el larguero (35).

Gol de Raúl

Pero el Real Madrid tiene todavía algunos recursos que son los que le hacen estar arriba. Uno es Robben. Otro es Raúl. Apenas reanudado el partido tras el descanso, el holandés maniobró el borde del área, pasó el balón a Higuaín para que disparara duro. Rechazó Juan Pablo, pero ahí estaba Raúl para poner el pie derecho, abrir el marcador y, de paso, subir el gol 307 a su casillero particular, con lo que igualaba el registro goleador de un mito, don Alfredo Di Stéfano.

Raúl bate records, pero el que de verdad pone cachondo al madridismo en estos días es Robben. El holandés está en estado de gracia (¡y que siga así durante mucho tiemp!) y lo demostró pocos minutos después del gol de Raúl, cuando volvió a maniobrar en la frontal del área y soltó un zurriagazo raso al que no pudo llegar Juan Pablo: 0-2 y partido resuelto.

Bueno, también otro tipo que pone cachondo al madridismo (éste, de forma permanente): se llama Iker y se apellida Casillas. No es que en este partido tuviera demasiado trabajo, pero apareció, como siempre, cuando más lo necesitaba su equipo. Su parada a un disparo de Goiría (que se encontró con la pelota tras un fallido despeje aéreo de Sergio Ramos) fue sencillamente antológica y con ella no sólo evitó que el Numancia recortase distancias, sino seguramente una reacción de los sorianos que habría complicado bastante las cosas a los blancos.

A partir de ese momento, Juande hizo lo de siempre: reservó a Robben y, luego, le dio unos minutillos a Huntelaar, insuficientes para demostrar si vale o no vale para jugar en el Real Madrid, pero suficientes para evidenciar que juega como un manojo de nervios. Por su parte, el árbitro Delgado Ferreiro también cumplió con su parte del guión: expulsó con suma rigurosidad a Gago a falta de un cuarto de hora y contribuyó a poner una pizca de emoción al asunto.