Torres más altas han caído

El nonacampeón de Europa ha de ganar en Anfield para continuar vivo en la Champions





 

Liverpool: Reina; Arbeloa, Carragher, Skertel, Fabio Aurelio; Babel, Xavi Alonso, Mascherano, Kuyt; Gerrard y Torres.

Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; Robben, Lass, Gago, Marcelo; Higuaín y Raúl.

Árbitro: Frank de Bleeckere (Bélgica).


Estadio: Anfield (Liverpool).

Hora: 20,45 (Antena 3).

 Herido en su amor propio por el empate del pasado sábado en el derbi, el Real Madrid afronta el partido sin muchos complejos y sin grandes dudas. Todo lo contrario que el Liverpool, que no está acomplejado, pero sí tiene a un buen número de elementos en precariedad física: Torres, Gerrard, Arbeloa... Además, Rafael Benítez no podrá contar con los lesionados Agger y Benayoun, ni con el sancionado Riera.

Salvo que Juande entre de nuevo en un proceso de enajenación mental transitoria y vuelva a sorprender a propios y extraños con mil cambios en el equipo, los once que jugarán de salida serán los de siempre, con la incógnita de si meterá a Sneijder, para reforzar el centro del campo, o a Marcelo, para ganar en capacidad de penetración por las bandas. Los expermientos, como decía el genial Eugenio D'Ors, se deben hacer con gaseosa y no con champán, así que sería deseable que el técnico manchego no experimentara más, porque prácticamente todo el champán se derramó lamentablemente en el derbi.

Descifrar qué formación pondrá en liza Benítez pertenece ya al terreno del arcano. Si no pudiera jugar Arbeloa, se abre un amplio abanico de posibilidades, que contempla hasta la ubicación en el lateral derecho de Mascherano. Pero este tipo de partidos no se los quiere perder nadie, así que todo hace indicar que tanto Arbeloa como los tocados Torres y Gerrard cantarán desde el principio el "You'll never walk alone".

Para el nonacampeón de Europa está algo más que la continuidad en la Champions y los millones de euros que esa continuidad le depararía. Está en juego su prestigio, porque caer por quinto año consecutivo en los octavos de final es una afrenta que el Real Madrid, si quiere ser fiel a su historia, no se puede permitir.