Laporta, el mejor fichaje del Madrid

Ha pasado casi un mes desde que conquistara dicho título y los acontecimientos apuntan a las limitaciones de un gran club. A las órdenes de Laporta ha tocado techo. Sólo tiene “30 o a lo sumo 35” millones de euros para fichar cuando el equipo ha hecho una temporada estelar en la que se presupone el dinero debería haber entrado a espuertas. Y sí, ha entrado dinero, pero la incredulidad de hacer algo grande desequilibró fatalmente esos ingresos con la penosa negociación de premios con la plantilla. Al final ha pagado más en primas que ha ingresado por logros deportivos. Y eso es un lastre y una muestra de que para el Real Madrid Laporta es el mejor presidente posible para el Barcelona.

Y la demostración de que ha tocado techo es que de plantear un fichaje de primera línea como es Ibrahimovic ha pasado a hablarse de Chygrinsky, un central del Shaktar. Es como hablar del día y la noche. Es la recolecta de la gestión de un prepotente Laporta que para desviar la atención de los culés, ataca a Florentino Pérez y al Madrid. De eso se alimentan ahora los seguidores barcelonistas, de la cortina de atacar al Madrid para no fijarse en lo que está pasando en su club.

Recolección noes

Resulta que al equipo tricampeón no quiere ir nadie, salvo jugadores que ocupan segundos lugares en la primera línea de los estelares. Hasta Cesc, jugador criado en la cantera, estaría dispuesto a ir al Real Madrid. En Barcelona venden que Villa, Benzema, Ibrahimovic, Mascherano, Silva, Ribery podrían fichar por los culés, pero cuando miran el dinero que tienen acaban metiendo jugadores para rebajar el precio. De esos jugadores se salta a los Mata, Asenjo, Bruno… y alguno de ellos como el meta del Valladolid y el lateral bético pueden acabar en el Atlético de Madrid y en el Valencia.

En su desesperación se han fijado incluso en Robinho, jugador imaginativo y creativo pero que por su actitud sigue los pasos de Ronaldinho del que en Barcelona saben bien. Un intento que el Manchester City se encargó también de frenar con una nota en la que lo declaraba intransferible.