Habría que recordarle al desmemoriado Hoeness como consiguió el Bayern sacar a Ribéry de Marsella. Presionando al máximo y amedrentando al equipo galo en el que militaba Ribéry hasta el punto de forzarle a vender a su jugador. Las malas artes de los alemanes son muy famosas en su país. Que se lo pregunten al Werder Bremen y el robo que Rummenige y los suyos llevaron a cabo para firmar a Klose o las malas artes para sacar a Lahm del Sttutgart. El problema es que en el Bayern hacen honor al refrán de “se cree el ladrón que todos son de su condición”.
El Madrid, por su parte, no levanta la voz. Tiene a su favor que Ribéry quiere jugar en el Bernabéu, y Florentino tiene claro que no quiere enemistarse con los alemanes. Es más, en Chamartín tienen claro que si no es este año será el próximo, pero que Ribéry acabará jugando en el Madrid por más que le pese al Bayern de Munich.
El tono bravucón de Hoeness guarda la misma sintonía que otro de los ogros del madridismo: Alex Ferguson. Al entrenador del United se le llenó la boca en infinidad de ocasiones afirmando que denunciarían al Madrid si tocaban a Cristiano ¿Dónde está ahora el portugués? Que tomen nota en el Bayern, los grandes jugadores quieren jugar en el mejor club del mundo, y ese no es otro que el Real Madrid.
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