Si hay un jugador que sabe lo que significa jugar un Barcelona-Real Madrid y marcar en los últimos minutos, ese es Raúl González Blanco. El actual capitán madridista anotó hace hoy diez años un gol histórico. Más que por su valor deportivo, por su simbolismo, ya que tras marcarlo, se llevó el dedo índice a la boca y mandó callar al Camp Nou. Muy pocos futbolistas han sido capaces de realizar semejante acto en un coliseo como el culé, y el madridista puede presumir de ser uno de ellos.
La imagen recorrió todo el mundo en aquellos días y, aún hoy, sigue en la memoria colectiva de los aficionados madridistas y culés. Para los primeros supuso una señal de la genealidad y carácter del delantero blanco, mientras que para los segundos fue una provocación. Pero lo que está claro es que el Barcelona es una de las víctimas predilectas de Raúl, ya que les ha marcado 15 goles a lo largo de su carrera deportiva. Tantos de todas las facturas y colores, pero sólo uno de ellos pasará a la historia por su celebración. El del 13 de octubre de 1999, la noche en el que el Camp Nou fue silenciado por Raúl.
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