Un mal sabor de Copa

Los blancos no jugaron a nada y sólo pudieron ganar por un gol (1-0). Pellegrini escuchó gritos de dismisión. Un año más, y van 17, el Madrid no se llevará la Copa del Rey





Pellegrini jugó a sentirse importante y sacó a Lass de la zona donde más rendimiento ofrece, el centro del campo, para ubicarle en el lateral. La ingeniosa idea del ingeniero dio con los huesos de la pareja de centrocampistas menos querida por el Bernabéu, la dupla Diarrá-Gago. Y eso se notó. La renuncia total al juego por bandas secaba el instinto de Van Nistelrooy, la estirpe por antonomasia de delantero nato. Así las cosas, el Madrid estaba capado ofensivamente hablando. Kaká y Lass lo intentaban, pero el Alcorcón conocía los movimientos del Madrid como si de la playstation se tratara. Con marcajes dobles a Kaká e Higuaín cuando éstos caían a banda, los amarillos vivían muy tranquilos. Soñaban despiertos. El Madrid desesperaba por momentos.

Ficha técnica:

1 - Real Madrid: Dudek; Lass (Marcelo, m.70), Pepe, Raúl Albiol, Arbeloa ; Mahamadou Diarra (Van der Vaart, m.46), Gago, Kaká; Raúl, Higuaín y Van Nistelrooy.

0 - Alcorcón: Juanma; Rubén Sanz, Iñigo López, Borja Gómez, Nagore; Fernando Béjar (Vara, m.73), Rubén, Mora, Ernesto; Borja (Jeremy, m.77) y Cascón (Carmelo, m.58).

Goles: 1-0, m.81: Van der Vaart.

Árbitro: Fernández Borbalán (Colegio Andaluz). Amonestó a Albiol (34) y Kaká (77) por el Real Madrid, y a Nagore (40), Rubén Sanz (65) por el Alcorcón.

Incidencias: partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 79.500 espectadores. Presenció el partido en el palco de honor la selección de Argentina encabezada por su seleccionador, Diego Armando Maradona.

Tampoco ayudaba mucho a que el juego mejorara el señor Borbalán. Primero obvió un claro penalti por agarrón a Van Nistelrooy, y posteriormente permitió que el Alcorcón se sintiera como en Segunda B, perdiendo tiempo con desvanecimientos repentinos y saques de banda eternos. Los visitantes, con muchas tablas en ese sentido, pues la Segunda B es un nido de pérdidas de tiempo y antifútbol, se agrandaban con el paso del tiempo, mientras el Madrid empequeñecía su nombre y el de su gente.

UN CAMBIO PARA RECTIFICAR UNA APUESTA


Pellegrini tuvo que desdecirse de su apuesta por un doble pivote insulso en la creación y dio entrada a Van der Vaart. El holandés demostró en cinco minutos que atesora más calidad que Diarrá y Gago juntos, con lo que el Madrid respiró optimismo durante un tiempo. Fueron momentos de agonía visitante, la misma que esperaban para todo el partido. Van Nistelrooy se encontró en primer lugar con la madera y varios tiros lejanos se marcharon fuera la meta alcorconera. Un bagaje pobre, mejor que el del primer acto, pero muy vago para la diferencia que se presupone entre uno y otro equipo.

El poco fútbol que se veía en el campo lo terminó de arruinar el ingeniero con el cambio de Lass. El francés, aun fuera de su posición, fue el mejor del Madrid, y al chileno se le debió encender la bombilla para sustituirle. La pitada para el chileno fue de las importantes. Lo que no consiguió con el juego de los suyos, lo logró con los cambios. Puso al Bernabéu de acuerdo. Todos en su contra, eso sí. De los gritos de apoyo para Guti se pasó al “Pellegrini dimisión”. A buen seguro que rebobinaría su ristra de cambios si pudiera. La duda será conocer si Florentino lo haría con su decisión de ponerle como técnico.

Con el entrenador señalado por la grada, el siguiente objetivo podía ser cualquier jugador. La tensión se cortaba con el más afilado de los cuchillos. Al fin fue Van der Vaart, 170 minutos después, el que consiguió romper la virginidad de la portería alcorconera. Una virginidad, la copera, que volverá a extenderse un año más, y van 17, en las vitrinas del Bernabéu.