Benzema vio el ROBO de Francia desde el banquillo

La selección francesa necesita renovarse





La clasificación mundialista no ocultará la patética imagen mostrada por los galos, el divorcio consumado entre la grada y el seleccionador y la falta de referentes de un equipo en el que nadie quiere tomar el liderazgo dejado pendiente por Zinedine Zidane. El gol de Gallas retrasará la renovación del equipo que viene reclamando el público, que pide la presencia de jugadores como Karim Benzema, infrautilizado por Domenech pese a que Francia necesitó durante buena parte del partido un tanto que le llevara a Sudáfrica.

Los galos estuvieron muchos minutos contra las cuerdas, sonados por una voluntariosa Irlanda que llevó el peso del encuentro, que marcó en el minuto 33 y que gozó de las mejores ocasiones. Pero que se marchó con las manos vacías por culpa de un árbitro que no vio la clara mano de Henry en la jugada del gol de Gallas. Pese a la clasificación, Francia llegará a Sudáfrica tras haber dilapidado buena parte del crédito que se ganó en 2006 en Alemania, cuando sin un buen juego mostraron una solidez que les llevó hasta la final.

LOS GALOS, SIN FÚTBOL EN SUS BOTAS

Poco queda de aquella subcampeona del mundo, condenada ahora a pelearse con selecciones de menos caché para lograr algo que se le supone por su trayectoria y su historia. Ha perdido la personalidad y el estilo, no le queda la eficacia ni la fortaleza defensiva y no hay rastro de los destellos de calidad individual que forjaron la generación de Zidane, la mejor de su historia. Esta Francia no da miedo, no es una de las grandes del mundo, carece de prestancia. Ese es el resultado de una mediocre fase de clasificación y de una repesca en la que no mereció más que Irlanda.

Así saltó a su partido más decisivo de los últimos años, el que debía marcar el final de una época o una prórroga para la Francia de Domenech. Al saltar al césped temblaba como un flan el equipo galo, que dejó toda la iniciativa a los irlandeses, obligados a buscar la portería rival por culpa del tanto concedido en Dublín. Y los de Giovanni Trapattoni no se amilanaron ante la responsabilidad. Se remangaron en busca del tanto que equilibraba la eliminatoria, sin mucha calidad pero con todo el corazón. El partido era de ellos ante su empuje y el desconcierto francés, que fue creciendo a medida que pasaban los minutos.

IRLANDA METIÓ EL MIEDO EN EL CUERPO


Ficha técnica

1- Francia: Lloris; Sagna, Gallas, Escudé (Squillaci, m.9), Evra; Lassana Diarra, Aliou Diarra; Anelka, Gourcuff (Malouda, m.87), Henry; Gignac (Govou, m.57)

1- Irlanda: Given; O'Shea (McShane, m.66), Dunne, St. Ledger, Kilbane; Andrews, Whelan (Gibson, m.63); Lawrence (McGeady, m.107), Doyle, Duff; Keane

Goles: 0-1, m.33: Keane; 1-1, m.104: Gallas

Árbitro: Martin Hansson (SUE), amonestó a los franceses Squillaci, Govou y Malouda, y a los irlandeses St Ledger y McShane

Incidencias: Partido de vuelta de la repesca para la clasificación para el Mundial de 2010 disputado en el Estadio de Francia de Saint-Denis ante unos 80.000 espectadores. El partido fue presenciado por el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Hasta que cuando el reloj había superado la media hora Keane logró el tanto. No perdonó a Lloris cuando recibió un pase de la muerte de Duff. El tanto calló al Estadio de Francia, salvo a los 25.000 irlandeses que abarrotaban una zona del estadio. El tanto dejó grogui a Francia. Más desconcertada, deseosa de recuperar en el vestuario un poco de aliento.

A la salida del reposo, los galos parecían más decididos a buscar el área del trébol. Adelantaron líneas pero la ofensiva no se tradujo en más ocasiones claras de gol. Al contrario, dejaron más espacios en su zaga e Irlanda gozó en ese momento de las mejores ocasiones, que no dejaron la eliminatoria vista para sentencia por la pericia del guardameta Lloris y por la falta de puntería de los delanteros. Dunne lanzó alto cuando estaba sólo ante el guardameta, Duff se estrelló contra Lloris en un rápido contragolpe y Keane, que superó al portero, se adelantó demasiado el balón para poder empujarlo a las mallas galas. Tres grandes ocasiones, mayores de las que tuvo Francia en toda la eliminatoria, suficiente para reivindicar su derecho a haber ganado una plaza para Sudáfrica.

En el otro plato de la balanza Francia sólo podrá reivindicar un disparo alejado de Anelka, una ocasión de cabeza del delantero del Chelsea y mucho empuje desordenado, muchas ganas sin ninguna planificación. Abocados a la prórroga, fue Francia la que empujó un poco más y logró la jugada litigiosa. Un revuelo en el área irlandesa, casi una melé. Henry se acomoda el balón con la mano, lo pone franco para que Gallas marque. De nada sirvieron las protestas irlandesas ante el robo. Francia salvó los muebles y agarró el último tren hacia Sudáfrica.