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Y es que el entenador madridista ha logrado convertir en oro lo que en un primer momento le llegó como vulgar pedrusco. Primero sucedió con Van der Vaart. Con la lesión de Kaká, aquejando de una molestia pubalgia cuando era titular indiscutible en las alineaciones del chileno pese a no haber logrado plasmar el nivel futbolísitco exhibido en Milán, Pellegrini descubrió al mejor Van der Vaart. La tenacidad y constancia del holandés le permitieron llegar a punto en el momento adecuado y su depurada técnica y visión de juego ayudaron a Pellegrini a afianzar una posición hasta la fecha algo difusa: la del media punta puro. Después, cuando Van der Vaart parecía afianzarse en el puesto le llegó una lesión que permite al brasileño recuperar una posición que venía escrita con su nombre en el contrato. El brasileño tiene vía libre para volver a ser el que fue. Además, como revulsivo, ahora que no está el holandés, llegan Granero y Guti.
Lo mismo ocurrió con Pepe. Cuando parecía que la baja del portugués sería una catástrofe para la entonces férrea defensa del Real Madrid, surgió Garay, que había llegado para foguearse, y se convierte en uno de los jugadores revelación de la Liga. Junto al resto de compañeros, el defensa argentino ha hecho de la zaga madridista una auténtico seguro de vida para Casillas.
Y por último, Higuaín. Benzema comenzaba a asumir su suplencia dado la racha goleadora del argentino. El francés empezaba a bajar los brazos y a quejarse abiertamente, cuando 'el Pipita' cae lesionado con una rotura de fibras en el bíceps femoral de su pierna izquierda que le apartará tres semanas de los terrenos de juego. El delantero francés deberá ahora demostrar que tiene nivel para jugar de titular en este equipo, no tanto por sus aptitudes, que las tiene, sino para no llevarle la contraria a un 'Ingeniero' que ha decidido doctorarse como 'Alquimista'... y adivino, ya que tenía razón cuando decía que todos tendrían su oportunidad. Todo un visionario este Pellegrini.
Fotografías: realmadrid.com
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