El Santo se convierte en mito

Casillas hará historia con el equipo de su alma en el choque ante el Xerez





Parece que fue ayer. Pero han pasado ya cerca de diez años y medio desde que un jovencísimo Iker Casillas hiciera su debut con el primer equipo del Real Madrid con apenas 18 años y en un estadio tan caliente como San Mamés. En aquel encuentro, y a pesar de haber encajado dos goles, se empezaron a ver las extraordinarias cualidades de un guardameta que, ya desde entonces, estaba destinado a hacer historia en el Real Madrid.

 

En sus primeras semanas en la primera plantilla alternó titularidad y suplencia a partes igual con Bizarri, y no fue hasta la llegada de Vicente del Bosque cuando Casillas se haría con un puesto de titular indiscutible en la portería madridista. En esa temporada (1999/2000), tras pasar muchos problemas en Liga, el Madrid acabaría ganando su octava Copa de Europa tras vencer en la final por 3-0 al Valencia. Por aquel entonces, se intuía de ese portero que, además de calidad, tenía la suerte de los campeones, algo imprescindible para triunfar en el Madrid.


Durante las tres siguientes temporadas en las que Del Bosque fue entrenador Casillas fue titular en buena parte. Pero, tanto en la temporada 200/01 como en la 2001/02 fue César el que acabaría ocupando la meta merengue en el tramo final de temporada. Una polémica decisión que generó multitud de debates entre los aficionados, pero de la que saldría beneficiado Casillas. Buena prueba de ello: la final de la Champions en Glasgow en la que, tras lesionarse César, San Iker salvaría a su equipo de la prórroga con tres prodigiosas paradas en el tiempo de descuento.

Desde entonces no sólo fue un fijo en la portería del Real Madrid, sino también en la de la Selección Española. Un arco que lo ha defendido en hasta 100 ocasiones en total, siendo, después de Zubizarreta, el cancerbero que más veces ha defendido la portería de España. Con el Madrid la vida siguió igual para él. Y es que ni Queiroz, ni Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Capello, Schuster, Juande Ramos o Pellegrini fueron capaces de quitarle de su sitio. Y gracias a todos ellos, a sus compañeros y sobre todo a su trabajo y esfuerzo, el Santo del fútbol español está a unas horas de convertirse en mito. Enhorabuena Iker.