Pellegrini ha utilizado a todos los integrantes de su plantila sin marginar a nadie

El chileno no ha marginado a nadie como ocurría en otras épocas, de ahí su control total sobre el vestuario.





Pellegrini ha otorgado minutos a todos y cada uno de los jugadores que componen la actual plantilla del Real Madrid. Salvo el tercer portero, Adán, que juega cada fin de semana con el Castilla, el resto de los 23 jugadores que conforman el plantel blanco han tenido ocasiones de demistrar su valía. Dudek, habitual suplente de Casillas, dispuso de la Copa del Rey e, incluso, un jugador como Van Nistelrooy, al que se le dejó marchar en el pasado mercado de invierno, también tuvo sus oportunidades. En este sentido, Pellegrini ha sido el más generoso de los entrenadores que han pasado últimamente por el Real Madrid. Incluso, a pesar de lo que algunos quisieron vender en su intercambio de pareceres con Guti en Alcorcón, ha sabido manejar la situación con tiento hasta el punto de que el '14' firmó uno de sus mejores partidos en Riazor, desmontando de un plumazo aquellas teorías falsas e interesadas de los listillos de turno que auguraban, primero que Guti se iría en invierno y, segundo, que el de Torrejón no jugaría un minuto más bajo las órdenes de Pellegrini. Ambas circunstancias, como se ha demostrado, han sido falsas. Alguno de los enterados que publicó lo contrario se estará tirando de los pelos, lo que demuestra que Rappel puede estar tranquilo porque como futurólogos no tienen precio.

La generosidad del chileno queda demostrada no sólo en el hecho de hacer de Guti un jugador importante. También lo ha hecho con Diarrá, al que trata de involucrar al máximo en el grupo, con Gago o con Drenthe. Además, es raro el día en el que no llama a algún canterano para seguir sus movimientos en los entrenamientos. Los pelotas e interesados amantes de las comidas gratis defienden las figuras de entrenadores que ha tenido el Madrid con anterioridad como Juande o como Capello. Deportivamente hablando ambos equipos fueron un desastre. Capello ganó una Liga, cierto, pero cómo la ganó: ¡silbado en el partido que decidía la Liga en el Bernabéu! Juande hizo lo que hizo, racanear y abanderar el 1-0. Poco más. Por no decir que al italiano no le tragaba buena parte del vestuario. Su compatriota Cassano no paraba de burlarse de su teórico jefe y nunca se llegó al extremo de crítica y palos que ha recibido Pellegrini. Esto demuestra que los intereses son más poderosos que los números y los goles. Cuando debería ser al revés. Y es que controlar el Madrid desde el despacho es muy tentador aunque ello suponga hacer el ridículo atacando al entrenador con mejores números de los últimos 20 años en el Real Madrid.