El ganar no se puede acabar

Los de Pellegrini están obligados a vencer a los asturianos para seguir en lo más alto de la tabla. El Bernabéu necesita que su equipo responda y le levante el ánimo tras lo de Lyon.





La Liga de balonmano en la que parece haberse convertido la Primera División del fútbol español aguarda esta noche uno de esos partidos, teóricamente cómodos, para el favorito. La visita al Sporting, si la lógica depositara sus seis letras sobre la hierba del Bernabéu, no pasaría de ser un trámite dentro de un calendario cargado y desbocado. Sin embargo, el Madrid no puede permitirse el más mínimo lujo. Es más, ganar supondría el aprobado más ramplón. Tras caer en la Champions, el proyecto de Florentino pende del hilo de la Liga. Y ésta es, ahora mismo, la única obsesión del club para tratar de salvar la temporada.

Alineaciones probables:

Real Madrid: Iker Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Raúl Albiol, Marcelo; 'Lass', Xabi Alonso, Granero, Van der Vaart; Cristiano Ronaldo e Higuaín.

Sporting de Gijón: Juan Pablo, Sastre, Botía, Gregory, Canella, Diego Camacho, Rivera, Lora, De las Cuevas, Diego Castro y Barral.

Árbitro: Fernández Borbalán (colegio andaluz).


Estadio: Santiago Bernabéu.

Hora: 20.00 (Gol TV, Canal Liga).

Con un partido por semana a falta de 12 finales por jugarse el Madrid debe apostar por el pleno. Eso le garantizaría el título. Podría dejarse algún empate si el Barcelona se distrae por esas tierras de Europa que tan mal han vuelto a tratar al madridismo un año más, pero no es la consigna. Pellegrini pondrá todo de su parte para que el Sporting sea algo parecido al Valladolid de la pasada semana aunque con la dureza de sus patadas rebajadas como los artículos un 7 de enero. Aunar al madridismo en pos del titulo pasa por vencer (y convencer) en los partidos de balonmano. Y el del Sporting es uno de ellos.

Una premisa: ganar jugando bien

La incredulidad con la que se marchó el Bernabéu hace 10 días tras lo de Lyon puede revolverse en cualquiera de los dos sentidos posible: a favor, si el equipo de la cara, juega y golea o, en contra, si el Sporting corta los circuitos blancos o el Madrid apenas llega. Serían dos partidos muy distintos. Y es que tras lo de la Champions no hubo manifestación de ningún tipo. Ni de ánimo ni de reproche. El veredicto fue indiferencia aunque el público tiene carrete suficiente para echar la cinta hacia atrás y saldar cuentas.

La línea recta que Pellegrini ha marcado en Liga debe ser el patrón a seguir. El del equipo que marca goles a puñados, el equipo que apenas encaja dianas, el equipo que ataca y llega al área con 5 ó 6 efectivos. Lo de Lyon fue un Tourmalet que propició una pájara del Madrid de la que debe recuperarse con avituallamiento en forma de fútbol, goles y puntos en la clasificación. El proyecto depende de ello y una Liga no deja de ser un maillot amarillo a la finalización de la temporada.