Hasta este miércoles, el conjunto bermellón era el tercer conjunto de la Liga con mejores resultados en casa, tras el propio Real Madrid y el Barcelona. Esto se debía a sus 14 victorias, un empate y sólo dos derrotas ante su público. Por ello, había motivos para pensar que esta salida de los blancos era el partido más complicado que les quedaba por afrontar a los de Pellegrini en lo que quedaba de temporada.
Así, hasta la jornada 23 los de Gregorio Manzano no rompieron su magnífica racha en el Ono Estadi. Aquella noche del 20 de febrero les visitaba un rival directo como el Sevilla y, a pesar de ponerse por delante con un tanto de Mario Suárez, los andaluces le dieron la vuelta al marcador hasta colocar el 1-3 definitivo. Un varapalo similar al que recibieron los mallorquinistas un mes depués, el 27 de marzo. El Barcelona visitó el antiguo Son Moix y se llevó la victoria con un solitario tanto de Ibrahimovic, a pesar del buen juego local y de las ocasiones que tuvo el Mallorca de empatar.
En consecuencia, la victoria lograda esta noche tiene un gran valor. Por un lado, le permite al equipo seguir en la pomada de la lucha por el título, a la vez que coloca la presión sobre los hombros de los culés, pues este sábado los de Pep Guardiola deberán visitar el quinto campo más complicado de Primera: el Sánchez Pizjuán. Y por otro, anima al mismo Sevilla a sumar los tres puntos ante los culés, pues tras la derrota del Mallorca, la competición por lograr el último puesto que da acceso a la Liga de Campeones está más viva que nunca.
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