Guti, Dr. Jekyll y Mr.Hyde

Capaz de lo mejor y de lo peor





Guti, cuyo destino no se conoce aún oficialmente aunque se rumorea con que pueda ser que el Besitkas turco, de la mano de Bernd Schuster, abandona la que ha sido su casa desde los nueve años. Un jugador único, excepcional, irrepetible, que ha tenido la difícil tarea de encandilar a cada uno de los 16 entrenadores que han ocupado el banquillo blanco desde 1995.

Fue por aquel entonces cuando su melena rubia --al mismo estilo que la de Fernando Redondo-- se dejó ver por Chamartín. El argentino Jorge Valdano, actual director general del club, le dio la alternativa un 2 de diciembre ante el Sevilla y desde ese momento siempre fue noticia. Por su clase y preciosismo y por sus condiciones de jugador rebelde.

Guti llegó a la cantera del Real Madrid en 1985, cuando Vicente del Bosque --el actual seleccionador nacional-- era el responsable de la fábrica merengue. Nacido en Torrejón de Ardoz un 31 de octubre de 1976, el '14' deslumbró desde su llegada por su solidaridad, más preocupado por dar ese pase imposible que por meter el gol de su vida.


El centrocampista, internacional únicamente en 13 ocasiones, se dedicó a nutrir a sus compañeros, a buscar el hueco inexistente, a leer el fútbol con más rapidez e inteligencia que el resto de los 21 jugadores con los que compartía sitio en el campo. Artífice de grandes momentos en el coliseo blanco se marcha como llegó, fiel a sus principios.

Desde que diera sus primeras patadas a un balón en la Calle Química de Torrejón, Guti fue un jugador diferente, consciente de sus cualidades para desatascar un partido y deseoso porque el mérito y las medallas se las colgase otro. Eso sí, el fútbol que no siempre se ve, era cosa suya.

Su último baile fue en Riazor. Benzema aún sigue pensando cómo pudo hacerlo. Guti despejó la marca de tres jugadores del Deportivo con un taconazo de ensueño, de esos que es más fácil de conseguir al mando de una videoconsola que en la cruda realidad. Hasta ahí llegó Guti, incansable puente de Robinho, Van Nistelrooy e Higuaín en las últimas fechas.

Hasta Capello acabó rindiéndose al juego del irreverente futbolista, que destacó por sus peinetas y declaraciones fuera de tono. "El que no me crea, que se vaya a recoger amapolas", aclaró sobre su polémica en Alcorcón el pasado curso, que le dejó fuera del equipo durante más de cuatro meses.

Ese fue Guti, impactante, directo, sensacional. Tanto que los amantes de este deporte trasladarán su parabólica a Turquía para no perder los pasos del maestro, del jugador más clarividente que ha dado el fútbol español en los últimos años. Mourinho no lo ha entendido así.

El técnico portugués ha dado preferencia a su facilidad para crear discordia, a sus salidas nocturnas, a sus llamativas ruedas de prensa, que sus pases con tiralíneas. Su club de toda la vida ha dejado de serlo un 25 de julio de 2010. Guti, siempre Guti.