La suerte es esquiva con los centrales

Las lesiones se concentran en esa zona del campo en los últimos años





Esta pretemporada, salvo Carvalho, que apenas lleva cuatro días en el club, todos los centrales del equipo han pasado por enfermería. La mala suerte empezó cebándose con Pepe, con una rotura en el sóleo de su pierna izquierda, lo que le obligará a estar tres semanas de baja. El siguiente en tener problemas fue Albiol, que sufrió un episodio de gastroenteritis que le impidió entrenarse durante dos días esta semana que recien finaliza. Y Garay ha sido el último en caer, que sufrió una luxación en la rótula en el amistoso de este viernes ante el Bayern de Munich.

Han sido tres problemas físicos en apenas un semana. Un mal que hace recordar a varios jugadores que, a causa de estas dolencias, no acabaron de triunfar en el Madrid o no tuvieron la continuidad deseable para mostrar sus cualidades. El 'gafe' comenzó con el que es hoy el segundo entrenador de la primera plantilla, Aitor Karanka. En su segunda temporada en el equipo madridista se le detectó un problema cardiaco que le tuvo en el dique seco seis meses, aunque afortunadamente para él pudo seguir adelante con su carrera después de ese tiempo de baja.

Woodgate, el colmo de los colmos

Pero si mencionamos juntas las palabras gafe y central del Real Madrid el nombre que se nos viene a la cabeza es el de Jonathan Woodgate. Fichado en la temporada 2004/05 del Newcastle a cambio de 20 millones de euros, sólo pudo disputar 10 partidos oficiales en las dos temporadas en que militó en el Madrid a causa de sus continuas lesiones. Pese a que vino con la vitola de ser uno de los mejores centrales del mundo, el Bernabéu no tuvo ocasión de disfrutar de su fútbol.


Metzelder y Pepe son otros que no han gozado de continuidad a causa de las lesiones. Y da la coincidencia de que sus problemas coincidieron al mismo tiempo: la temporada pasada. El alemán fue un caso similar al de Woodgate, y debido a sus dolencias sólo pudo jugar tres partidos oficiales la temporada pasada. Y el portugués estuvo seis meses en el dique seco tras romperse ante el Valencia el ligamento cruzado de su rodilla derecha.

Casualidad o no, lo cierto es que no es de extrañar que las lesiones más graves las sufran los defensores. Son los jugadores que más van al choque, y de esos lances pueden sufrir lesiones desgraciadas. Sólo cabe esperar que esta temporada no haya que 'llorar' más problemas de este tipo.