A pesar que desde que el afamado jardinero británico Paul Burgess trabaja para el Real Madrid el césped del Bernabéu ha gozado siempre de buena salud, parece que en este comienzo de temporada el tapete merengue ha dejado de serlo. La culpa la tienen dos factores ocurridos en las últimas semanas. El primero, una fuga de aceite en uno de los tractores que se encargan de cuidarlo, lo cual provocó una corrosión del césped; y el segundo, una plaga de hongos que ha afectado a la banda próxima a la Calle Padre Damián.
Esto provocó que hace unos días los altos estamentos del club se reunieran para decidir qué tratamiento seguir con la hierba. Entre las posibilidades estaba la de replantar el terreno de juego, si bien ésta fue una opción que se descartó ante el poco margen de tiempo que había para la disputa de partidos, con los problemas para el césped replantado que ello plantea. Por eso, la decisión final fue la de seguir un tratamiento conservador: aplicar productos químicos para eliminar la plaga. Sin embargo, no se descarta que si el campo no mejorara al final hubiese que recurrir a una replantación de algunas zonas del mismo.
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