Al aterrizar, pusieron rumbo al hotel Juan Carlos I, donde se alojarán durante las horas previas al clásico. Curiosamente, cuando Mourinho entrenaba al Inter, también se alojó en este hotel, muy cercano al Camp Nou, cuando jugaron la vuelta de las semifinales de la Champions.
En la puerta del hotel, unos 400 aficionados madridistas dieron la bienvenida a los blancos, mientras que otros 100 fueron a increpar a Mou y su equipo.
Los jugadores se quedarán concentrados hasta mañana, cuando pongan rumbo al Camp Nou para disputar el partido. Se teme que aficionados culés se reúnan esta noche para hacer una cacerolada y molestar así al equipo, como ya pasó en las dichas semifinales de Champions.
El autobús, apedreado
La nota negativa de la llegada blanca a Barcelona llegó cuando una piedra alcanzó una de las lunas laterales del autobús del cuadro merengue. Por fortuna, la ventana en la que se encontraban Arbeloa y Albiol no fue agujereada por la piedra y la cosa no pasó a mayores.
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