Empanada y descalabro

El Madrid, en un pésimo partido, cae goleado ante un Barcelona que hizo lo que quiso y más con los de Mourinho.





En el duelo entre los dos grandes del fútbol sólo hubo uno de ellos que pudo demostrar esa condición. Nadie puede discutir que el Barcelona era, a priori, el gran favorito para este encuentro. En primer lugar por trayectoria, ya que el Barcelona lleva dos años espectaculares y un equipo que juega prácticamente de memoria. Y, en segundo término, porque el Madrid, pese a tener un gran entrenador y un gran elenco de futbolistas jovenes, no deja de ser un equipo en construcción, y la juventud de algunos de los integrantes del once titular madridista se dejó notar en un escenario tan imponente como el Camp Nou.

El fútbol de los de Guardiola en los primeros minutos fue simplemente un vendaval. Si a eso le unimos que jugadores como Özil, Di María o Cristiano Ronaldo apenas rascaron bola en la primera parte, no es difícil explicar el baño de los blaugrana en la primera parte. Con Messi y Pedro dueños absolutos de las bandas, y Xavi y Busquets llevando la batuta en el equipo blaugrana, a los diez minutos empezó a quedar claro quien iba llevarse el partido. Pedro dio el primer aviso al estrellar en el poste un centro chut envenenado desde el flanco derecho del área. Y a la siguiente ocasión clara el Barcelona no perdonó. Todo nació con una gran combinación de los hombres de ataque de los azulgrana tras la cual Xavi, con un toque sutil, batió a Casillas en el mano a mano.

El Madrid, dormido en la primera parte

Era un gol que hacía justicia al arranque vertiginoso de unos y a la empanada de otros en los primeros minutos. Y aunque Di María, en su única acción reseñable de la primera parte, hizo emplearse a fondo a Valdés en una de sus clásicas internadas por la banda, nada ni nadie impidió a los Xavi, Iniesta, Messi y compañía seguir desplegando su fútbol de toque. Con un monopolio absoluto del balón, y con los de Mourinho intentando tapar todos los agujeros como buenamente podían, era cuestión de tiempo que el Barcelona ampliara su distancia en el marcador. Y así sucedió. Villa, en otra internada por la banda de los culés, sirvió en bandeja a Pedro quien, aprovechándose de un error de Casillas en el despeje, firmó la que parecía la sentencia definitiva en el marcador. Y decimos definitiva porque en esos momentos, con los jugadores del Madrid con los brazos caídos, parecía imposible que éstos pudieran reaccionar.

Pero estos jugadores tienen el orgullo en los ‘bemoles’. Y Cristiano Ronaldo, a pesar de los insultos y el teatro de Guardiola en la zona técnica, empezó a tirar del carro para intentar recortar distancias en el marcador. Primero lo hizo con un envenenado disparo de falta que se marchó rozando la cepa del poste, y después sufrió un claro penalti de Víctor Valdés ante el que Iturralde, como no se podía esperar de otra forma viniendo de un culé como él, dejó sin señalizar. Entre medias, Pedro estuvo a punto de marcar el segundo de su cuenta de no ser por la acertada salida de Casillas. Pero, tras el vendaval de los primeros 25 minutos, parecía que el Madrid recuperaba poco a poco el pulso del partido, y con esa ligera esperanza se marcharon al túnel de vestuarios cuando se llegó al descanso del partido.

FICHA TÉCNICA


Barcelona: Víctor Valdés; Dani Alves, Piqué, Puyol, Abidal; Busquets, Xavi (min.86, Keita), Iniesta; Pedro (Adriano, min.87), Messi y Villa (Bojan, min.75).

R. Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo (min.59, Arbeloa); Xabi Alonso, Khedira; Di María, Özil (Lass, min.46), Cristiano Ronaldo; y Benzema.

Goles: 1-0: Xavi (min.10); 2-0: Pedro (min.17); 3-0: Villa (min.54); 4-0: Villa (min.58); 5-0: Jeffren (min.91)

Árbitro: Iturralde González (Col. Vasco). Mostró tarjeta amarilla por el Barcelona a Valdés (min.33), Villa (min. 34), Messi (min.45) y Puyol (min.80); y por el Real Madrid a Cristiano Ronaldo (min.33), Pepe (min.36), Xabi Alonso (min.50), Casillas (min.56), Sergio Ramos (min.72) y Khedira (min.75). Expulsó a Ramos (min.92)

Incidencias: encuentro disputado en el Camp Nou, que registró un lleno absoluto. Antes del comienzo del encuentro se brindó un merecido homenaje a los tres campeones españoles de motociclismo: Jorge Lorenzo, Toni Elías y Marc Márquez.

Mourinho, consciente de que el centro del campo del Madrid había sido desarbolado por el juego del Barcelona, dio entrada a Lass en detrimento de un decepcionante Özil. Además, el equipo adelantó líneas para intentar robar el balón a los de Guardiola en posiciones más adelantadas. Pero, desgraciadamente para el equipo madridista, esa modificación táctica trajo consigo el efecto contrario. El trivote no fue capaz de frenar a los creadores, y los zagueros dejaron muchos metros a sus espaldas. Y eso fue la sentencia definitiva para los de Mourinho.

¿Dónde estaba la defensa?

Xavi y Villa marraron sendas ocasiones de gol prácticamente a puerta vacía. Pero el ‘Guaje’, que encontró en la espalda de los centrales toda una autopista para desplegar su velocidad, finiquitó el partido. Primero con el 3-0, en el que el asturiano le comió la tostada a un Carvalho al que en todo momento se le vio desubicado. Y apenas cinco minutos después el delantero centro español repitió la jugada pero esta vez con Sergio Ramos, desbordado a lo largo de toda la noche.

Una goleada escandalosa (y merecida al mismo tiempo), que no pasó a ser sonrojante (si es que ya no lo es) porque el propio Barcelona bajó el pistón. Los de Guardiola se dedicaron lo que restaba de segunda parte a marear el balón de un lado para otro ante un Madrid que, fruto de la impotencia se dedicó a dar patadas. Con Mourinho escondido en el banquillo, y sin nadie en el banquillo que pudiera servir de revulsivo, los merengues dejaron pasar los minutos como buenamente pudieron hasta que acabó el chaparrón. Un baño que duró hasta el minuto 90, cuando Jeffren certificó la 'manita'. Pero lo peor de este partido no es el marcador (ya doloroso de por sí), sino las secuelas que puede dejar la imagen dada en el Camp Nou para los sucesivos partidos. Ahora toca levantar la cabeza y pensar que quedan 26 jornadas para intentar adelantar en la clasificación a todo un equipazo como el Barça. Y Mourinho, ese que se ha escondido en el banquillo toda la segunda parte, debe ser el que levante el ánimo del equipo para evitar que el desastre en forma de 4-0 del Camp Nou pase a ser hecatombe.