Una pegada bestial

Al Real Madrid le cuesta una barbaridad sacar los partidos fuera de casa. Sobre todo cuando se enfrenta ante equipos que se cierran atrás y que no dejan circular con claridad el balón a Xabi Alonso y Özil. Porque el Zaragoza, aunque por nombres se ve que no tiene en sus filas a ningún crack mundial, sí que parece que, desde la llegada de Javier Aguirre, tiene  el oficio necesario para abandonar la última posición del campeonato.

Con Lass y Benzema como principales reclamos de un once que no presentó ninguna novedad reseñable, el Madrid se vio sorprendido en los primeros minutos por un Zaragoza que, con un fútbol rudimentario pero eficaz, se hizo con el dominio del encuentro. Lafita, con un disparo envenenado desde el pico del área, fue quien dio el primer susto del partido. Los merengues apenas fueron capaces de aproximarse al área zaragocista, y todo hacía indicar que los de Mourinho iban a pasar las de Caín para llevarse los tres puntos de La Romareda.

Pero la pegada del Madrid es abrumadora. Y a la primera que tuvo fue capaz de adelantarse en el marcador. Lo hizo al cuarto de hora por medio de Özil. El alemán, en una fulgurante contra de los madridistas, batió sutilmente por debajo de las piernas a Leo Franco. Es verdad que en los partidos fuera de casa desaparece más que aparece, pero este Özil es un genio con el balón en los pies, y así lo demostró en este mano a mano.

Cristiano silenció La Romareda

Fue el golpe de gracia a un Zaragoza al que se le hizo imposible remontar el partido, aunque puso toda la voluntad del mundo para conseguirlo. Antes de la reacción maña Benzema estuvo a punto de firmar el segundo, pero el francés se durmió en los laureles cuando se quedó sólo ante el portero. El francés, aunque le puso toda la voluntad del mundo, no estuvo afortunado no sólo de cara a gol, sino también en su faceta de asistente, ya que el ex del Lyon marro un claro pase de la muerte a Cristiano Ronaldo, quien nuevamente fue el jugador más inspirado de los blancos en ataque.

El Zaragoza, con el juego directo como único argumento, intentaba sin éxito aproximarse a la portería de Casillas. Y Lafita, con otro buen disparo desde dentro del área, hizo que el cancerbero madridista celebrará sus 400 partidos oficiales con esta camiseta desplegando sus alas de Santo.  Algo que no pudo hacer Leo Franco en el obús de Cristiano Ronaldo que supuso el 0-2. Un disparo imparable de falta del portugués que quitó las telarañas de la escuadra derecha de la portería maña.

Al llegar al descanso se tenía la sensación de que el Madrid, gracias a su pegada, podía hacer un roto en La Romareda. Y así parecía que podía ocurrir con el gol de Di María en el primer minuto de los segundos 45 minutos. Un fallo en cadena de la zaga y del portero zaragocista en la salida del que se aprovechó el extremo argentino para resolver con una bella vaselina.

Carvalho dio vida al Zaragoza

Con un Zaragoza noqueado y con un Madrid que, sin apenas sudar, ya iba ganando por 0-3 en el marcador, fue un fallo de concentración de Carvalho al cometer penalti sobre Bertolo, y que fue aprovechado por Gabi para recortar distancias. No sólo esta pena máxima revitalizó a los de Aguirre, sino que los cambios de Ponzio y Miguel Pérez sirvieron para que los maños cogieran nuevos bríos de cara al reto que tenía por delante.

Pero esas ganas de los maños quedaron neutralizadas en tan solo diez minutos, el tiempo que necesitó la zaga madridista en templar los nervios. Una vez conseguido eso, el Madrid tuvo varias contras para haber goleado en este estadio, pero no hubo fortuna de cara al gol. Benzema, en su papel estelar de gato de Mou, volvió a marrar un claro mano a mano con Leo Franco. Y Lass casi culmina una gran actuación en La Romareda con un gol a diez minutos del final, pero el guardameta maño impidió que esto sucediera.

Fue el punto final a un partido plácido que tuvo dos notas negativas, y fueron las amarillas que vieron Xabi Alonso y Marcelo, que les impedirá jugar el próximo fin de semana ante el Sevilla. Eso sí, Mourinho tuvo al final el detalle de hacer debutar a un canterazo más, Álvaro Morata, el cuarto en la cuenta del portugués tras Juan Carlos, Mateos y Sarabia. Fue el broche perfecto a un partido muy plácido en La Romareda, y en el que la pegada madridista volvió a marcar la diferencia.