En este sentido, Mourinho sólo vio trastocados sus planes en lo que a su equipo titular se refiere por las lesiones o sanciones. Casillas volvió a ser inamovible. El descanso obligado a Sergio Ramos, tras el esfuerzo que realizó éste el día del Sevilla, y la sanción de Arbeloa, obligaron a meter a Lass en el lateral derecho como solución de emergencia. Pepe, Albiol y Marcelo completaron la zaga.
En el medio volvió Xabi Alonso, indiscutible para Mourinho, aunque esta vez su acompañante fue Esteban Granero, que dio descanso a un Khedira recuperado a marchas forzadas para medirse al Sevilla el pasado domingo. La línea ofensiva de tres integrantes fue la clásica: Cristiano, Özil y Di María, que flanquearon al único delantero, Benzema. Un equipo ideal para una competición de gala, la Copa del Rey. Mourinho se lo tomó en serio. No está para regalar nada.
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