El 'triplete' pesó más que la Copa del Mundo

venció con un ajustado 35,9%





El 'triplete' pesó más que la Copa del Mundo. José Mourinho venció con un ajustado 35,9% de los votos a Vicente del Bosque, el gran favorito, que le siguió con un 33%, y a Pep Guardiola (8,4%) en la designación del Balón de Oro de los entrenadores.
El portugués vio así recompensado su extraordinario año en el Inter, donde conquistó la Liga de Campeones, el 'scudetto' y la Copa italiana. Un palmarés al alcance de muy pocos. Los malos augurios del polémico técnico no se cumplieron. «Lo he ganado todo esta temporada, pero los premios se los llevan otros», advirtió a la prensa en una entrevista reciente.
El portugués mostró durante la gala su rostro más humano y diplomático. Se abrazó a quienes fueron sus jugadores, Maicon, Cristiano Ronaldo, Casillas y Sneijder, e incluso se emocionó al oír los halagos del futbolista holandés. «He trabajado mucho para estar aquí. Felicito a los otros dos fantásticos entrenadores. Quiero agradecer este premio a mis jugadores y a mis seres queridos», aseguró.
El luso, que estrenó un galardón hasta ahora reservado solo a los futbolistas, pone el broche de oro a una carrera todavía corta, pero muy intensa. Su fama se la debe tanto a sus títulos como a sus controvertidas declaraciones y actuaciones. Es uno de los pocos entrenadores capaz de robar protagonismo a sus estrellas. «Así les quito presión», ha afirmado en más de una ocasión.
Esa estrategia le ha llevado a enfrentarse con la mitad de sus 'colegas' de profesión, jugadores y aficiones rivales, al tiempo que se ha granjeado la admiración incondicional de la otra parte del fútbol.
Conquistó otro 'triplete' con el Oporto contra todo pronóstico. Convirtió al Chelsea en el equipo temible que es hoy en día. Devolvió al Inter su grandeza en Europa al conquistar la Champions 45 años después. Y ahora está inmerso en recuperar la hegemonía del Madrid en la Liga. Muy lejos quedan ya los años en que Mourinho ejercía de traductor de Bobby Robson en el Barcelona, aunque en el Camp Nou no paran de recordárselo.
Con Van Gaal ascendió hasta convertirse en su mano derecha. Pero el portugués quería volar solo. Con este premio cierra un año de ensueño. Como él mismo reconoció, solo le quedó la frustración de no poder dirigir a su selección. Todo se andará si se lo propone.