Habrá tortas por conseguir una entrada. La final de Copa del Rey entre el Real Madrid y Barcelona va a movilizar a miles de seguidores de ambos equipos, y la elección de la sede del partido puede traer problemas a la Federación.
El máximo organismo nacional convocará a los representantes de ambos conjuntos el próximo 11 de febrero para tomar una decisión sobre el estadio donde se jugará el partido. Si hay acuerdo, ese mismo día se sabrá el nombre de la sede. La opción más viable es Valencia, una ciudad equidistante de Madrid y Barcelona y con un estadio con capacidad para 55.000 aficionados. Mestalla ya ha acogido dos de las cinco finales disputadas entre el Real Madrid y el Barcelona (la primera (1936) y la última (1990), con un triunfo para cada equipo.
Sin embargo, puede que no sea suficiente para responder a todas las peticiones. Según informa el diario Marca, el Barcelona estaría dispuesto a jugar en el Santiago Bernabéu (80.000 localidades) para permitir que puedan viajar cuantos más aficionados culés mejor. Al equipo azulgrana no le importaría meterse en casa «del enemigo» para evitar lo ocurrido en 2009, cuando tuvo que rechazar más de 15.000 solicitudes para la final de Copa ante el Athletic, jugada también en Mestalla.
Las malas lenguas aseguran que la auténtica motivación del Barça está en ganar al máximo rival en su propio feudo. El Real Madrid no parece dispuesto a que eso suceda, así que parece poco probable que el equipo presidido por Florentino Pérez acepte esa posiblidad. Tampoco daría el visto bueno a una finalísima en el Camp Nou.
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