Nunca quise se entrenador

Un retrato muy cercano de Mourinho





 

Dicen todos los jugadores que han trabajado y trabajan con José Mourinho que dentro del vestuario es otra persona. Totalmente distinta a la que se ve desde fuera. Cristian Panucci, ex jugador del Real Madrid, Milan y Roma, no es una excepción.

 El ex defensa ahora trabaja para Sky Italia. La semana pasada viajó a Madrid y pisó Valdebebas para entrevistar al técnico portugués. Resultado: un retrato muy cercano de Mourinho, de cómo se ha convertido en The Special One. Un niño que tenía amistades de "varias clases sociales", un joven que vivió la transición de la dictadura a la democracia "con miedo".

 


Un recién licenciado que trabajó con niños discapacitados, se convirtió en asistente de lujo en el Barcelona de Van Gaal y Robson y terminó en el Real Madrid. "Nunca he tenido problemas con ningún presidente, siempre he tenido una gran relación con ellos.

Llevo poco tiempo en España pero espero poder decir lo mismo de Florentino Pérez. Siempre he sido honesto y cuando eres honesto tiene que decir a tu presidente cosas que él no quiere escuchar.

 Pero es mejor así", declara Mourinho. Moratti llegó a decir de él que era como un marido que se había escapado de la ventana porque le habían pillado con otra.

"He trabajado con niños discapacitados, con niños con problemas mentales y psicológicos y todo era amor. Hace cosas pequeñas que para ellos son grandes. Era muy joven y fue una experiencia fantástica.

 Me ha servido, siempre le dijo a mis jugadores: disfruta de tu vida de futbolista porque solo dura 10?15 años y tienes que ser feliz todos los días", confiesa el entrenador del Madrid.

 Su padre fue entrenador y la madre profesora. "Nunca he tenido problemas económicos en casa, nunca. De pequeño tenía amigos de clases sociales muy altas y otros que vivían penurias.

 Me ha enseñado a convivir y a desenvolverme en todas las situaciones", dice Mourinho quien confiesa que vivió la transición de la dictadura a la democracia "con mucho miedo".

Dice que nunca quiso ser entrenador. Que a él lo que le gustaba era jugar. Pero que pronto se dio cuenta que no iba a convertirse en un gran futbolista. "Podía ser un fenómeno cuando jugaba con mis amigos en el patio pero una vez que me pasaba a un campeonato de verdad me convertía en un futbolistas como tantos otros".

 De ahí que decidiera invertir el tiempo en otra cosa. "Mi padre era entrenador, yo hacía con él lo que ahora mi hijo hace conmigo: aprender a leer los partidos. Mi hijo llega a casa y me pregunta por qué he cambiado a un jugador y no a otro, por qué he hecho una cosa y no otra... eso mismo le preguntaba yo a mi padre".

A Mourinho siempre le ha gustado, dice, la discusión y la opinión. Es la receta perfecta para aprender de los jugadores. "Algunos se ponen a la defensivas, otros están más abiertos.

 Aprendes con ellos, con sus preguntas, sus opiniones. Son los que te hacen pensar, siempre me ha gustado eso". También lo hicieron pensar Robson y Van Gaal en el Barcelona. "Son dos personas totalmente distintas. Robson llegaba al entrenamiento diez minutos antes, jugaba al golf y su vida era una alegría.

 Era siempre positivo, para él el fútbol no era una presión sino un motivo de satisfacción. Yo preparaba todo el entrenamiento: organizaba y planificaba los detalles y él era un enamorado del espacio del entrenamiento.

Venía y me preguntaba qué íbamos a hacer. Le decía: 'míster, haremos esto y aquello'. Y me contestaba: 'José, let's go y enjoy [vamos y disfruta]", recuerda ahora Mourinho. Van Gaal, en cambio, era lo opuesto. "Llegaba dos horas antes los detalles los quería preparar él, nosotros, los asistentes, que nos dedicáramos a entrenar.

 Me dejó llevar al equipo en el Gamper y en la Copa de Cataluña. Me dejaba toda la responsabilidad y se sentaba en la grada. Robson me dio la oportunidad de ir a Barcelona pero Van Gaal me dio autoestima y confianza. Fue mi base de trabajo".