¡Maldito palo!

El Madrid se encontró dos veces con el palo derecho de la portería de Aranzubía que evitaron su triunfo (0-0). El portero del Deportivo, un muro. El Barça vuelve a ponerse con siete puntos de ventaja en la tabla.





El Madrid saltó a Riazor con el amasador en la mochila. No le quedaba otra a los de Mourinho. La lógica decía que el Deportivo iba a ser un equipo presionante, con mucha gente detrás del balón y, cuando sus fuerzas lo permitieran, contragolpeador. La teoría se cumplió a las mil maravillas. El guión de Lotina fue el del partido.

Los blancos salieron con el freno de mano echado. El 0-3 del Barcelona obligaba a ganar por lo civil, lo criminal o lo que surgiera pero la opción de acabar la noche a siete u ocho puntos pareció atenazar a algunos jugadores. Özil estaba más cansado de lo habitual, Kaká lo intentaba aunque no era él y Cristiano se peleaba con los propios, cuando no le daban bien el balón, y con los extraños cuando éstos lo que le daban era alguna mala patada. El más espabilado, y no es ironía, era Benzema. El galo firmó un buen regate dentro del área que hubiera apadrinado el mismísimo Butragueño, y sus movimientos en el frente de ataque fueron más que aceptables. Su línea en el partido era ascendente.

La retaguardia blanca estaba bien cubierta. Con Pepe de apagafuegos para corregir alguna mala colocación de sus compañeros, el Madrid apenas sufría, pues el Deportivo apenas se asomaba al brazalete de Iker. Igual también era plan de Lotina el asomarse lo justo por el área blanca. Poco pero efectivo debía ser su lema. El del Madrid se mantenía, ganar como fuera.

Ficha Técnica:


Deportivo 0: Aranzubia; Laure, Lopo, Colotto, Morel: Rubén, A. Tomás; Adrián (Lassad 71’), Juan Rodríguez, Guardado (Pablo Álvarez 55’); y Sand (Riki 83’)

Real Madrid 0: Casillas; Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo (Granero 75’); Lass (Adebayor 60’), Alonso; Özil, Kaká (Di María 60’), Cristiano Ronaldo; y Benzema

Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Carvalho, Pepe, Laure, Rubén Pérez, Sand, Granero, Riki

Estadio: Riazor. Lleno total. 33.000 espectadores.

Y ese como fuera comenzó nada más acabar el descanso. Primero fue Cristiano el que lo intentó con un tiro lejano y, posteriormente, Kaká. Ambos se encontraron con ese muro que durante toda la noche para el Madrid fue Aranzubia. Mourinho veía que se le iba la Liga y se fue con todo a por la victoria. Retiró a Lass y a un desaparecido Kaká para dar entrada a Adebayor y Di María. Con este último el Madrid ganó profundidad y velocidad, algo que de lo que adolece cuando Kaká está sobre el campo.

La acumulación de integrantes ofensivos del Madrid tuvo su culmen en una jugada en la que al balón le tocó bailar con la más fea, esto es, con el palo. Primero Cristiano, desde la derecha y luego Adebayor, con la zurda, se encontraron con ese cilindro blanco de madera que le amargó la noche al madridismo. El palo. El dichoso palo derecho de la portería tendrá la fotografía más buscada de todo el partido. Puede ser el factor decisivo de la Liga.

Con el Deportivo totalmente entregado a su suerte, y a la pérdida de tiempo en cada acción en la que el balón se marchaba fuera del campo, el Madrid decidió colgar balones buscando la testa milagrosa de Adebayor. El togolés peleó por arriba aunque ganó menos pelotas de las que hubiera deseado Mourinho. Igual hubieran venido mejor los 217 centímetros de Tomic, jugador madridista pero, en este caso, de la sección de baloncesto. Benzema tuvo un par de balones que se le enredaron entre los pies y no atinó a meterlos donde debía, es decir dentro de la red. Se le fue la suerte del gol. Igual que al Madrid se volvió a escapar el Barcelona en la tabla. Vuelven a ser siete los puntos de diferencia entre ambos. El Madrid vive, sí, pero su oxígeno tras esta jornada ha disminuido más de lo que cualquier madridista hubiera deseado.