Pase lo que pase en el choque de vuelta del Camp Nou, esta eliminatoria pasará a la historia como la de la expulsión de Pepe. Porque en la noche del miércoles, el programa Punto Pelota confirmó lo que la mayoría de madridistas pensaban: la expulsión fue totalmente injusta y desproporcionada. No hubo contacto del jugador luso con la pierna de Alves, quien en este lance se coronó como un digno ganador del Oscar. El brasileño salió en camilla del Bernabéu cuando no tenía ni un rasguño. Así es el Barcelona, equipo que, últimamente, a falta de juego, se mantiene firme gracias a ayudas como las del miércoles.
Lo que ocurrió después ya es historia. 0-2 y la eliminatoria muy cuesta arriba, cuando en realidad lo justo era un empate o un marcador corto. Todo por la decisión de Stark, el árbitro fan de Messi que, seguramente, anoche se fue muy feliz de que el argentino se exhibiera tras haber expulsado a su marcador. Mientras tanto, no solo el madridismo queda tocado por la injusticia, sino también el fútbol. Porque anoche el que ganó fue el teatro culé.
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