Una acción triste que, aunque quiera el jugador, ya es difícil de olvidar. Y lo es porque, a raíz de esa acción, hay quién le ha puesto ya la etiqueta de ser un jugador violento. Y lo más grave de todo, esa etiqueta se la han puesto también los árbitros del fútbol español y europeo, como se pudo ver en el partido de la Champions ante el Barcelona cuando Starks se dejó llevar por el engaño de Dani Alves y esa fama atribuida a algunos a Pepe, que para nada se corresponde a la realidad.
Por ello, y con motivo del reencuentro que el portugués tendrá esta noche con la víctima de su locura transitoria, Casquero, lo mejor que puede pasar en ese encuentro no es solo que Pepe haga un buen partido ante el Getafe, sino que se funda en un abrazo con Casquero. Y no solo para acabar con su mala fama de 'leñero', sino también para dejar en mal lugar a los oportunistas de turno...
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