El negocio del fútbol ha llegado con fuerza a China y parece que su evolución no tiene límites. No en vano, los grandes clubes europeos, como el Real Madrid o el Manchester United, suelen elegir como destino para sus pretemporadas al país asiático. Los beneficios generados por el deporte del esférico y todo lo que le rodea son inmensos.
Sin ir más lejos, el primer rival del conjunto blanco, el Guangzhou Evergrande, ha pasado de militar en la categoría de plata china a liderar la máxima competición del país, a base de fichajes a golpe de talonario. Así llegó este mismo verano al país asiático Darío Conca, nombrado mejor jugador del ‘brasileirao’ en los dos últimos años. El argentino, que ya tiene 28 años, es el tercer futbolista mejor pagado del mundo, sin ni siquiera debutar en la selección absoluta argentina. El ariete, aún siendo consciente de que futbolísticamente descendía un nivel, fue incapaz de rechazar la cuantiosa oferta recibida.
Conca tiene unas ganancias anuales sólo al alcance de los superclases mundiales: 10,4 millones de euros. Leo Messi le supera mínimamente, con 10,5 millones de euros, mientras que Cristiano Ronaldo sigue en lo más alto de la tabla, con unos beneficios de 12 millones de euros por temporada.
Y aunque suene a broma, esta tendencia tiene visos de prosperar. “El caso Conca no será una excepción. En unos años, los grandes equipos del continente asiático estarán en disposición de ofrecer sueldos más altos a los jugadores que provengan de Europa”, afirma con contundencia Andrew Georgiou, jefe de la oficina de operaciones de World Sport Group. Parece que el paraíso futbolístico árabe ha quedado obsoleto: ahora lo que se lleva es irse a jugar a China.
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