Si hay algo que se pueda reprochar al Real Madrid que cayó la pasada temporada ante el Barcelona en semifinales de la Champions es la poca intencionalidad ofensiva que demostró en el encuentro de ida. Mourinho planteó un partido muy serio defensivamente, táctico hasta llegar al extremo, con la única pega de que su intento por mantener la portería a cero se tradujo en una completa nulidad en ataque. Una nulidad que salió por la culata a los blancos con la injusta expulsión de Pepe.
Cristiano Ronaldo jugó solo en punta tanto en la ida de la semifinal como en la final de Copa del Rey. Y probablemente habría jugado solo también en el Camp Nou de no ser porque el Madrid necesitaba dos goles para igualar la eliminatoria. Sin embargo, la soledad de CR7 arriba se ha terminado, ya que Mourinho ha encontrado en Benzema su pareja de baile ideal. En la Supercopa podremos ver al Madrid con los dos delanteros, e incluso con tres en el caso de que finalmente Callejón le gane la partida a Di María en el once. En cualquier caso, se tratará de una diferencia sustancial con respecto a la pasada temporada.
Al técnico luso no le gustó su planteamiento con dos delanteros del primer clásico de la temporada, cuando los blancos cayeron por 5-0 en feudo culé. No obstante, es consciente de que desde entonces han cambiado muchas cosas. Principalmente que el actual Madrid es globalmente mucho más participativo, más combinativo, más compacto y en términos generales más equipo que el que se enfrentó a los azulgrana en aquel desagradable 29 de noviembre. Tanto para atacar como para defender. Y esa cualidad del equipo es la que pretende explotar Mou para batir al Barcelona en el primer cara a cara del curso. Su intención, controlar el juego y hacer el mayor número de goles posible sin olvidar en ningún momento el trabajo defensivo. ¿Lo conseguirá?
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