Empate que debió ser victoria

El Madrid fue mejor que un Barcelona muy cansado pero no supo rematar la faena (2-2). Özil y Xabi Alonso, autores de los goles.





Sin decirlo de antemano el Madrid había avisado que iba a salir a por todas. Como si fuera una final a un partido. Los de Mourinho no defraudaron en su arranque. Cogieron el timón, dieron velocidad  al juego y se lanzaron al cuello de su rival azulgrana. La táctica era clara, marcar en los primeros minutos del encuentro para poder vivir de las rentas y, sobre todo, de los contraataques, arma letal del Madrid de Mourinho.

El guión escrito no comenzó nada mal. De hecho, Benzema antes de cumplir el minuto 10 ya había hecho trabajar a Valdés con una estirada salvadora sobre la misma línea. Fue un aviso. El golpeo vendría poco después. Benzema se descolgaba desde la banda derecha, aprovechando su infinita movilidad, para dejar un agujero mortal para cualquier defensa en el centro del área. También para los retales del Barça. El arrastre lo aprovechó Özil que antes Valdés no perdonó. Control y golpeo con la zurda para encontrarse con la red de la portería. Un grito de alivio y de euforia invadía el Bernabéu, por fin se adelantaban los blancos ante los culés.

Dos duros golpes

Sin embargo, el gol de los blancos lejos de aumentar el ansia de buscar el segundo aplacó los ánimos. También el cansancio hizo acto de presencia, no en vano estamos en plena pretemporada. El Madrid bajó el pistón y el Barcelona comenzó a intentar hacer lo que mejor sabe, tocar y tocar el balón. Fruto de uno de estos largos encuentros con el balón, David Villa le recordó a Sergio Ramos que, a pesar de partir desde la izquierda, él golpea la pelota con la derecha. No hubo aviso de ningún tipo. Latigazo a la escuadra de Casillas que lo intentó pero no pudo. Empate engañoso pero doloroso. Si la igualada había hecho daño tanto en equipo como en afición, el 1-2 cayó como un jarro de agua fría. Con todo el mundo, jugadores, público y hasta Mourinho, que ya se encontraba en la bocana de vestuarios, preparado para escuchar el intermedio, apareció un error de entendimiento entre Khedira y Pepe que aprovechó Messi. El argentino apenas la había olido en media parte pero apareció para hacer daño en un error de la zaga blanca. La cuesta se empinaba más de lo esperado, sobre todo, teniendo en cuenta el arranque del choque.


Ficha Técnica:

Real Madrid 2: Casillas, Ramos, Carvalho, Pepe, Marcelo, Khedira (Callejón 57’), Xabi Alonso, Özil, Di María (Coentrao 52’), Cristiano Ronaldo y Benzema (Higuaín 80’).

Barcelona 2: Valdés, Alves, Abidal, Mascherano,  Adriano (Piqué 60’), Keita, Thiago (Xavi 57’), Iniesta, Messi, Villa (Pedro 70’) y Alexis Sánchez.

Goles: 1-0 Özil (13’), 1-1 Villa (35’), 1-2 Messi (45’), 2-2 Xabi Alonso (54’)

Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Khedira, Alexis Sánchez, Xabi Alonso, Coentrao, Alves

Estadio: Santiago Bernabéu. Lleno total, 80.000 espectadores.

Aún aturdido por el golpe, el Madrid arrancó la segunda parte amoratado. Es como si la charla de Mourinho hubiera acongojado más que motivado. Sin embargo, el coraje y la garra del Madrid es algo que ni se entrena ni si reclama. El escudo la pone de serie. Mejor definición imposible para el empate del Madrid que se produjo cuando más tocado estaba. Pepe fue un muro infranqueable para Thiago, al más puro estilo fútbol sala. Con medio Barcelona bloqueado por el pantallazo del portugués, Xabi Alonso encontró el hueco necesario para introducir el balón en la meta de Valdés. Sólo había un hueco, ese, y el ‘14’ lo encontró. Volvíamos a la igualada y a un Madrid recargado.

El Madrid buscaba el gol

El empate de los blancos fue preludio de un nuevo partido dentro del partido. Lo que sería un mini encuentro. Y siempre con el Madrid atacando. A Valdés le crecían las canas por momentos y los sudores no le abandonaban. Lógico, ya que Cristiano, Benzema y Özil le tenían en su punto de mira de forma constante. Por arriba, por abajo, blocando o repeliendo, el portero culé era merecedor del carnet de trabajador del partido. De Casillas poco o nada se sabía en la segunda mitad.

Tan trabajador estaba Valdés que Teixeira Vitienes, colegiado del partido, le permitió el lujo de no señalarle un penalti tan tonto como claro al portero catalán. Al intentar lucirse para atrapar un balón al cancerbero se le escapó el cuero y su intento porque el Madrid no pudiera hacer daño en la jugada derribó claramente con la manopla a Cristiano Ronaldo. Pena máxima clara, estúpida y obviada por el figura de Teixeira que, posiblemente, también estaba de pretemporada o igual no.

El Barcelona estaba con el depósito fundido. De hecho, la reserva se atisbaba en la lucecita de cada jugador culé. Sin embargo, el Madrid que estaba más entero no terminaba por rematar a su presa. Cada pelita que salía por la banda o cada córner multiplicaba la ejecución culé casi por minutos. De hecho Piqué, Mascherano y Abidal se multiplicaron para achicar balones. El mejor ejemplo de que el Madrid mereció más y se fue sólo con media presa.

 

Player Video...