Victoria con lo imprescindible

Sergio Ramos y Benzema, los goleadores del Madrid en una nueva conquista de su trofeo.





Hasta que José Mourinho con su no presencia hizo que los fotógrafos se retiraran del banquillo madridista el partido no comenzó. Mejor ejemplo de la omnipotencia del entrenador portugués en el Bernabéu es casi imposible de encontrar. Y eso que él quería pasar desapercibido en lo que a medios de comunicación se refería, pero no lo logró.

Con Mourinho ya bien sentado sobre su asiento de cuero negro el Madrid empezó a jugar con la misma tonalidad del elemento en el que reposaba el trasero de Mourinho, muy negro. Con un equipo experimental en el medio y en ataque, el Madrid no sólo no encontraba la meta de Muslera, sino que era el Galatasaray el que se apoderaba de la pelota y la hacía propia. Algo sorprendente, más que por el Galatasaray por la dejadez del Madrid. El máximo esplendor de la misma llegó en una acción en banda de Richards que transformó en pase de la muerte para que Inan tuviera sus segunditos de gloria en el Bernabéu. Un toque de atención al adormecido Madrid del inicio.

A pesar de las cabalgadas de Coentrao, los de Mourinho no encontraban la forma de llegar claramente a la meta del equipo turco. Sólo algún balón largo e intentonas de pared que se quedaban en eso, en intentonas. El juego a balón parado parecía la única herramienta con la que el Madrid encontraba cosquillas en la zaga visitante. Pepe y Varane amagaron con sendos remates de cabeza que se fueron al limbo. Sin embargo, a la tercera fue la vencida gracias a Sergio Ramos. El andaluz hizo bueno un centro medido de Xabi Alonso y alojó el cuero en el fondo de la red. Se veía venir que el balón parado podía ser decisivo para solventar la ‘torrija’ inicial. Y así fue. Con lo justo, pero el Madrid había salvado el mal inicio. Incluso, se pudo ir al descanso con ventaja si Higuaín hubiera estado más hábil a la hora de afrontar su encuentro ante Muslera. El duelo lo perdió claramente el madridista.

Ficha Técnica


Real Madrid: Adán; Sergio Ramos, Pepe (Carvalho, m.46) ,Varane (Raúl Albiol, m.46), Marcelo (Mendes, m.84); Xabi Alonso (Nacho, m.89), Coentrao (Morata, m.76), Kaká (Özil, m.46 (Mandi, m.89)); Di María (Álex Fernández, m.66), Callejón (Cristiano Ronaldo, m.46) e Higuaín (Benzema, m.46).

Galatasaray: Muslera; Ujfalusi (Kaya, m.89), Gökhan Zan, Servet Çetin (Birinci, m.27), Hakan Balta (Baytar, m.58); Sabri Sarioglu (Colak, m.76), Inan (Kurtulus, m.58), Felipe Melo (Akman, m.58), Eboue (Ceyhun, m.58) Colin Kazim-Richards (Yilmaz, m.76); y Milan Baros (Elmander, m.46).

Goles: 0-1, m.10: Inan. 1-1, m.34: Sergio Ramos. 2-1, m.51: Benzema.

Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité gallego). Amonestó a Ujfalusi (43) y Felipe Melo (43) por el Galatasaray.

Incidencias: XXXIII edición del Trofeo Santiago Bernabéu, disputado en el coliseo blanco ante la presencia de 67.000 espectadores.

El paso por vestuarios fue el momento elegido por Mourinho para decir basta. La primera parte no le había convencido en absoluto, a pesar de que se mostró impasible de forma constante en su asiento. La forma de cambiar lo visto en el primer acto era evidente, sacar a cuatro de los habituales titulares para darle color a un equipo que había mostrado demasiados claroscuros en el primer acto. Así, Özil, Cristiano, Benzema, Carvalho y Albiol hicieron acto de presencia en el campo.

Poco tardó el Madrid en inyectar veneno en su oponente. A Benzema se le presentó una ocasión muy parecida a la que tuvo Higuaín en el primer acto. La diferencia de por qué uno es suplente y el otro es titular fue algo muy evidente cuando se vio a Benzema encarar al portero vistante. Lo que en Higuaín fueron dudas, en Benzema fueron ganas. Otrora hubiera sido al revés, pero ahora las cosas han cambiado. Karim no se puso en absoluto nervioso y colocó el balón junto al poste. La ventaja ya era blanca.

Una vez cumplido con el objetivo mínimo, la victoria, el Madrid volvió a ponerse en punto muerto. No era cuestión de arriesgar más de la cuenta ni que una mala patada de los turcos pudiera amargar la noche. Desde ese punto de vista, los jugadores de Mourinho cumplieron. Máxime tras el carrusel de cambios en el que se transformó el choque y en el que empezaron a desfilar todos los castillistas convocados para el partido, a excepción del guardameta Mejías.

Sin nada más que llevarse a la boca, el Madrid pudo disfrutar de un plácido final de partido, sólo removido por un lanzamiento de los turcos que encontró la mano salvadora de Adán, y que supuso una nueva conquista del trofeo Santiago Bernabéu con la ley del mínimo esfuerzo. Se podría decir que, casi, sin necesidad de bajar del autobús.

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