Coentrao se enfrenta a su 'feo' pasado

Fabio Coentrao únicamente disputó un partido oficial en el Zaragoza; Para Marcelino nunca fue santo de su devoción


Coentrao, en el comienzo de su infierno particular




No hay mejor manera de vencer a los fantasmas del pasado que enfrentándose a ellos. Esa es la máxima que seguramente pase por la mente de Fabio Coentrao. El fichaje más caro -por el momento-  del segundo proyecto made in Mou retorna a un estadio en el que pasó por uno de los momentos más complicados de su carrera.

Al comienzo de la temporada 2008-2009, el Benfica optó por cederlo al cuadro maño, por aquellos entonces en la categoría de plata del fútbol patrio. Lo que en principio iba a suponer una oportunidad para que el jugador se desfogase, terminó convirtiéndose en una auténtica odisea.

Si José Antonio Camacho, entrenador en esa época del Benfica no confió en el luso, mucho menos lo hizo Marcelino García Toral. La estancia de Coentrao en el conjunto zaragocista se podría definir más como una visita turística. En lo deportivo, el futbolista únicamente disputó un encuentro oficial, la peor racha desde que iniciara su camino como futbolista profesional, en el Río Ave portugués. Precisamente en el mes de diciembre Coentrao decidió recoger sus bártulos y marchar al equipo que le vio crecer.

Mucho han cambiado las cosas. El joven jugador, defenestrado por varios entrenadores, ha dado un salto de calidad espectacular, que le ha valido, primero para regresar por la puerta grande al Benfica y después, para fichar por un conjunto de la envergadura del Real Madrid. La situación de Coentrao difiere en gran medida de la que vivió en el año 2008.


José Mourinho siempre ha afirmado que Coentrao supone una apuesta personal. Así lo ha venido demostrando durante la pretemporada y así quedará patente en La Romareda, ya que el jugador luso apunta a volver a ser el acompañante de Xabi Alonso en la medular. El futbolista ha respondido con despliegue físico, esfuerzo y técnica a las expectativas que el técnico madridista puso en él.

Ahora, La Romareda será testigo del resurgir del futbolista que en pasado fue un extraño para la afición maña. Quizás las tornas cambien con prontitud.