El Real Madrid ya sufrió en el pasado algunos imprevistos debido a la falta de contundencia en la zaga. En el choque que inauguró la Liga, Mourinho no se planteó el hacer el más mínimo experimento. Una de las premisas básicas para el portugués en su carrera en los banquillos siempre ha sido la de disponer de una parcela defensiva de ciertas garantías.
Por esa razón, el técnico blanco volvió a alinear a los cuatro futbolistas que mejor funcionan en esa línea. Pepe y Ricardo Carvalho, que se compenetran a la perfección en el centro de la defensa, además de Sergio Ramos, que ha demostrado sentirse cómodo en varias posiciones pero que es un fijo en el lateral, y un Marcelo que se ha empapado de las instrucciones técnicas de Mourinho y ahora su labor en el achique de balones es encomiable, a la par que en ataque.
A pesar de que jugadores como Arbeloa, Albiol o Varane han demostrado buen nivel cada vez que Mourinho ha tenido que tirar de ellos, el portugués prefirió que fueran los cuatro habituales del pasado curso los que inauguraran la temporada y, a la vista del resultado, la apuesta le salió a las mil maravillas al entrenador madridista.
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