Di María: magia antes de la tragedia

El extremo es el máximo asistente de la Liga, pero su lesión en los isquios tiene muy mala pinta


Di María, cara y cruz ante Osasuna.




Ángel Di María estaba cuajando uno de sus mejores encuentros con la camiseta del Real Madrid cuando se vio obligado a retirarse, a causa de unas fuertes molestias musculares. Su participación en el juego del equipo blanco se ha transformado en imprescindible. No en vano, son ya diez los goles que, de manera indirecta, han salido de sus botas. El Osasuna no se libró de los pases del ‘Fideo’. Ni mucho menos.

El primer y segundo tantos fueron similares: centros precisos desde la banda derecha, que cabecean Cristiano y Pepe. Importancia vital tuvo el segundo, ya que vino poco después del sorprendente empate de Ibrahima. No contento con ello, el argentino le cedió (esta vez desde el centro y a modo de pase en profundidad) el tercero a su compatriota Higuaín.

Ni Messi, ni Iniesta, ni Xavi, ni siquiera el propio Cristiano, que también ha tenido la oportunidad de colocarse la elástica de asistente en esta temporada, pueden igualar los registros de Ángel Di María: diez asistencias que le situán como el hombre a seguir en esta faceta del juego.

La segunda mitad se presentaba como una inmejorable oportunidad para que el extremo continuara con su exhibición, pero el destino se torna cruel en ocasiones. El argentino peleó por evitar que un balón saliera por línea de banda y en una maniobra poco ortodoxa, se hizo daño en la parte posterior del muslo. Tanto, que salió en camilla y con lágrimas en los ojos. Mourinho le buscó con la mirada para cerciorarse de lo sucedido. El futbolista le confirmó lo peor: su rostro reflejaba gravedad. A la espera de pruebas, el club ha informado de que sufre una lesión en la musculatura isquiosural del muslo izquierdo. El Bernabéu se levantó para despedirle con una sonora afición. Espera que muy pronto ‘el Fideo’ vuelva a regalar goles.


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