Este Madrid es una roca

Los de Mourinho se pusieron el mono de trabajo y se llevaron el triunfo del estadio de Mestalla por 2-3 gracias a los goles de Benzema, Ramos y Cristiano Ronaldo.





Si el Valencia y su prensa habían vendido un ambiente de hostilidad y animadversión hacia el color blanco del Real Madrid y hacia la institución merengue la primera en la frente llegó cuando se enteraron de que el equipo madridista iba a vestir de rojo. Estrategia que puede ser considerada una mera anécdota pero que denota que el Madrid también sabe disparar con bala, con la diferencia de no tener la necesidad de cacarear nada ni de mostrar sus cartas.

A pesar de que Emery y toda su tropa habían vendido que no jugarían con el recuerdo del 3-6 del pasado curso, a la vista de los acontecimientos se pudo comprobar que no sólo tenían ese fatal recuerdo, sino que en cada movimiento del balón aparecían las caras de Kaká, Higuaín y Benzema, los tres grandes culpables de la pesadilla del año pasado. Los dos primeros no comparecieron desde el inicio, el primero se quedó en Madrid, y el segundo en el banquillo, pero el tercero sí que estaba por la labor de que el Valencia reviviera su peor pesadilla, el tiro al blanco.

El constante trasiego de Emery por la banda dando instrucciones se vio frenado de sopetón cuando vio que el coeficiente intelectual de Xabi Alonso era superior al de sus jugadores. El simple hecho de sacar rápido una pelota parada en el centro del campo y desde ahí dar una asistencia de gol transformada en obra maestra por Benzema ya merece todo tipo de elogios. El control del francés fue de 10, y el remate con la izquierda ajustado al palo, de 11. Conclusión, golazo. Y los fantasmas aparecían en Mestalla. Físicos y figurados.

Y es que el Valencia era inferior y, sobre todo, se sentía inferior. No fue sólo a raíz del gol de Benzema, también lo había sido antes. La palabrería estaba bien para la previa, pero los hechos estaban dejando constancia de que era el Real Madrid el que dominaba el partido, el balón y el marcado. Un tres en uno que se transformaba en una montaña demasiado grande para un Valencia que aguantaba la respiración. Y poco más.


FICHA TÉCNICA

VALENCIA 2: Diego Alves, Miguel, Rami, Victor Ruiz, Jordi Alba (Aduriz, min.86), Albelda, Tino, Mathieu, Parejo, Feghouli (Pablo Hernández, min.72) y Soldado.

REAL MADRID 3: Casillas, Arbeloa (Albiol, min.50), Pepe, Ramos, Marcelo, Khedira, Lass (Granero, min.85), Xabi Alonso, Özil, Cristiano Ronaldo y Benzema (Higuaín, min.73).

GOLES:  0 - 1, min.19, Benzema. 0 - 2, min.71, Sergio Ramos. 1 - 2, min.74, Soldado. 1 - 3, min.79, Cristiano Ronaldo.  2 - 3, min.83, Soldado.

ÁRBITRO: J.A. Teixeira Vitienes (Colegio Cántabro). Amonestó a  Arbeloa (min.33), Cristiano (min.52), Marcelo (min.54), Ozil (min.55), Ramos (min.59), Xabi Alonso (min.64) en el Real Madrid, mientras que hizo lo propio con Tino Costa (min.21) y Albelda (min.60) en el Valencia.

ESTADIO: Mestalla (51.000 espectadores)

Eso sí, el Real Madrid tenía que acabar acusando el desgaste de sus internacionales, por lo que el segundo tiempo se presentaba como una batalla de desgaste. Y de hombres, nada de niños. Máxime porque el Valencia quería ir a la guerra en cualquier rincón del campo. Ahí aparecieron los Soldado, Albelda o Tino Costa, que tenía que haberse marchado a la calle por golpear a Lass con el balón parado. El Madrid se agarró los machos y sobrevivió a la estrategia local. Más aún cuando Sergio Ramos cabeceaba a la perfección un saque de esquina de Özil. Fue tan perfecto el impacto que el roce con el poste hilo hizo aun más bonito. Parecía la sentencia.

Sin embargo, el Valencia no se rindió. Más fuerte físicamente que los blancos, desgastados tras los viajes de la práctica totalidad de su plantilla, los de Emery se encontraron con un remate afortunado de Soldado tras un rechace de Casillas para volver a apretar el marcador y meter a Mestalla en un partido que ya daba por perdido. La misma sensación que quedó en el ambiente cuando Cristiano Ronaldo agarró el caballo para galopar a por un balón que parecía muerto. Ganó el encontronazo con el portero Alves y la clavó entre Albelda y el poste. Un gol que define a la perfección a Cristiano, potencia, velocidad y precisión. La hierba de Mestalla recibió su dorsal en la celebración, la que tenía a sabor a victoria final.

Pese a todo, el partido estaba condenado a tener emoción. Como si de una película se tratara. De hecho, Marcelo relajó tanto su expectativa defensiva en un balón largo que Pablo lo levantó de tal forma para que Soldado metiera la pierna mientras Ramos, Casillas y compañía andaban con el pijama a medio poner. Un gol que obligaba a volver a calzarse un mono de trabajo que ya se daba por perdido. El Madrid lo supo aguantar aunque las gotas de sudor corrieron por su frente como la espuma en el último segundo. Un larguero salvador y un pechazo de Higuaín desde el suelo evitaron la igualada de un Valencia pelón. Un triunfo con camiseta color sangre, mucho sudor y ninguna lágrima. Si acaso la de aquellos que llamaron mercenario al Real Madrid de Cristiano. Que rulen unos kleenex para ellos, que el Madrid sigue siendo el líder.